miércoles, 13 de junio de 2012

DESDE MI VENTANA OPTICA :: POR CAMNOS EQUIVOCADOS

"Con una policía cómplice, un Código Procesal Penal, hecho a imagen y semejanza de la impunidad y la delincuencia, tendrán los puentes que colapsar en una hora pico, para que se apliquen correctivos de orden y ley. La justicia cambió de cara, pero los fallos judiciales siguen siendo los mismos" dice el autor.

Por Alejandro Almánzar

NUEVA YORK.- Como voz que clama en el desierto, desde hace décadas, advertimos sobre el deterioro de los valores éticos y morales en la sociedad. Que jóvenes llevan a la casa motocicletas, bicicletas, autos, armas y prendas precisas, sin que alguien en el entorno familiar se tome la molestia de investigar la procedencia.

Eso ha convertido en guarida de ladrones y criminales al país. Hace poco, una estructura vial fue derribada en el Sur, porque antisociales robaron las bases de metal que la soportaban, las que compraron delincuentes de cuellos blancos.

El puente Duarte, construido en 1955, por el dictador Trujillo, es la última víctima de esas acciones terroristas y criminales de grupos organizados. Todos sabemos, que para llevar a cabo tan vil labor, necesitan de equipos sofisticados y mucho personal.

Próximo al puente Duarte, creo que todavía funciona un Destacamento policial, que difícilmente estos vándalos puedan realizar dicha operación sin ser detectados por sus agentes. Es casi imposible que no sean advertidos por el ruido que hacen las maquinarias cortando los cables de esta estructura vial.

Es lamentable, que mientras el 50% de los policías que paga el pueblo están al servicio de poderosos, no haya recursos humanos suficientes para vigilar los puentes, y asía evitar que los carroñeros del capitalismo, provoquen una tragedia de incalculable consecuencia, en que inocentes puedan perder las vidas.

Con una policía cómplice, un Código Procesal Penal, hecho a imagen y semejanza de la impunidad y la delincuencia, tendrán los puentes que colapsar en una hora pico, para que se apliquen correctivos de orden y ley. La justicia cambió de cara, pero los fallos judiciales siguen siendo los mismos.

Lo demuestra el veredicto de una jueza en Santiago, que ordenó la libertad de un violento, que en pleno tribunal, agredió a un fiscal. A pesar de agravarse la criminalidad, la violencia y la delincuencia, las penas son cada vez más benignas.

Por ahí andan criminales con ocho, diez y más sometimientos a la justicia por diversos delitos, asesinos desalmados, caso más reciente, el hijo del diputado, Salomón García, de María Trinidad Sánchez, asesinado junto a su empleado, por uno de esos parásitos.

Desde las cárceles, estos dirigen bandas de secuestradores, asaltos, manejan negocios de drogas y alcohol, poniendo al desnudo la debilidad del sistema. Salen libres bajo fianza, y nadie los supervisa, frecuentan lugares públicos, borrachos y drogados, exhibiendo armas, como cualquier ciudadano haciendo uso de sus derechos civiles y políticos.

Todo indica que marchamos por caminos equivocados, es tiempo de adoptar nuevos procedimientos penales, desarmando la población, imponiendo pena de muerte, cúmulo de penas, cadena perpetua y cárceles de máxima seguridad.

Estos muchachos se han dado cuenta que la justicia no funciona, que jueces se dejan intimídar o sobornar. Construir una mejor Patria, es compromiso de todos, en especial, de aquellos que juran ante la solemnidad, engrandecerla, permitir su ultrajanza, es el mayor desprecio a nuestros forjadores.


EL AUTOR ES PERIODISTA
VIVE EN NUEVA YORK

0 comentarios:

Publicar un comentario