miércoles, 26 de diciembre de 2012

LA NOCHEBUENA DE ENCARNACION MENDOZA


POR DOMINGO CABA RAMOS


SANTIAGO.- Una de las costumbres o tradiciones que más respetan y rinden culto los dominicanos es aquella que consiste en cenar y compartir en familia la noche del veinticuatro de diciembre (nochebuena) de cada año. En otras palabras, nada atormenta más el alma de los nativos de esta tierra del merengue que pasar esa noche  separados o lejos de sus seres queridos. El ánimo se les desploma y la nostalgia embarga su espíritu.
    
El profesor Juan Bosch (1909- 2002) recrea magistralmente esa realidad en uno de sus más importantes textos narrativos: “ La nochebuena de Encarnación Mendoza”, cuento que  junto a “ La mujer”, “ Dos pesos de agua”, “ Los amos” y “ Luis Pie”, se registra entre los más importantes textos narrativos de quien con justicia  ha sido considerado como el más grande cuentista dominicano y uno de los más destacados de la literatura hispanoamericana.

¿De qué trata “La nochebuena de Encarnación Mendoza”? Su argumento es bastante sencillo: 

Un fugitivo (Encarnación Mendoza) intenta llegar a su casa para pasar la nochebuena junto a su mujer e hijos. Para evitar que lo delaten se oculta en un cañaveral. Un niño (Mundito)  que llega allí con su perro lo ve y se lo comunica al sargento de la policía. Es capturado y matado. Al entregar el cuerpo a su familia, se descubre que el niño delator fue su propio hijo, quien lo había denunciado ignorando que se trataba de su padre.

Encarnación Mendoza no resistía la tentación de pasar la nochebuena alejado de sus seres queridos. De ahí que decidió arriesgar su vida o vencer todas las barreras que pudieran impedirle materializar sus  paternales propósitos:

“El propósito de Encarnación Mendoza - habla el narrador - era pasar la nochebuena con su mujer y sus hijos. Escondiéndose de día y caminando de noche había recorrido leguas y leguas …  En toda la comarca se sabía que él había dado muerte al cabo Pomares, y nadie ignoraba que era hombre condenado donde se encontrara …  No debía dejarse ver de persona alguna, excepto de Nina y de sus hijos . Y los vería sólo una hora o dos durante la nochebuena… Era un impulso bestial el que le empujaba a ir, una fuerza ciega a la cual no podía resistir… ”

Y los más tiernos, afectivos y sentimentales deseos afloraban a su mente. Además de abrazar a su mujer y de contarles un cuento a los niños, “necesitaba ver la casucha, la luz de la lámpara iluminando la habitación donde se reunían cuando él volvía del trabajo y los muchachos lo rodeaban para que él los hiciera reír con sus ocurrencias. Tenía que ir o se moriría de una pena tremenda… Sucediera lo que sucediera, y aunque el mismo Diablo hiciera oposición, Encarnación Mendoza pasaría la nochebuena en su bohío… ”

Mas, extrañamente, en lugar del Diablo, la oposición la haría inconscientemente su propio hijo, Mundito, al denunciarlo a la policía, minutos después de haberlo visto tendido con el rostro cubierto por un sombrero, aparentemente muerto en medio del cañaveral .Y  en vez de morir de pena, moriría acribillado por los agentes del orden: 

“Pero a eso de las tres, en el camino que dividía el cañaveral de los cerros, un tiro certero le rompió la columna vertebral al tiempo que cruzaba para internarse en la maleza. Se revolcaba  en la tierra, manando sangre, cuando recibió catorce tiros más, pues los soldados iban disparándole a medida que se acercaban… ”

El cadáver lo colocaron y amarraron atravesado en un burro, y como era de noche y llovía, lo desamarraron y tiraron en la primera casa que encontraron: ¡oh sorpresa, en la propia casa de Encarnación Mendoza!

    “_ Hay m'shijo; se han quedao huérfano… han matao a Encarnación…” - se escuchó el desesperado grito de una mujer.

Entonces se oyó una voz infantil en la que se confundían llanto y horror: 
_ ¡Mamá, mi mamá!.. ¡Ese fue el muerto que yo vide hoy en el cañaveral ¡”


EL AUTOR ES PROFESOR UNIVERSITARIO
RESIDE EN SANTIAGO.

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