lunes, 24 de febrero de 2014

DESDE MI VENTANA OPTICA :: RIQUEZAS MAL REPARTIDAS

"El Socialismo ha fracasado, pero el Capitalismo no ha triunfado, pues mientras un grupito acumula grandes riquezas, más del 96% de la población se hunde en la miseria, y eso es inaceptable para cualquier sistema" dice Almánzar.

POR ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK.- Recientemente conversaba con un norteamericano, de esos que apenas han oído mencionar la palabra “pobreza” en medios de prensa. Dice viajar a República Dominicana haciendo turismo, por casi dos décadas.

Visita a Punta Cana, Bávaro, La Romana, Puerto Plata, Santiago y Jarabacoa, y resalta la belleza de sus playas, sus mujeres y  hospitalidad del dominicano. Al escucharlo, el periodismo me traicionó, y le dije que esa era la antípoda de la realidad.

Que otra sería su impresión, si en uno de sus periplos visita las grandes ciudades, encontrándose con enormes cinturones de miseria. Dijo estar consciente de eso, y que no es exclusivo de mi país, poniendo énfasis en New York, que su majestuosidad contrasta con Estados como Nuevo México, Arizona y otros de la Costa Este.

Coincidió conmigo, en que los países hacen una maléfica distribución de las riquezas, causante de tanta pobreza. Ahora cuando el Banco Mundial revela que entre 1997 y 2002, sólo un 1% salió de la pobreza en nuestro país, confirma aquella apreciación.

Este informe sostiene, que aunque la economía ha crecido durante diez años al ritmo de un 5%, no se traduce en empleos, para que las personas superen dicha condición. Ese crecimiento lo encabezan: Turismo, Comunicación, y Zonas Francas, empresas que buscan aumentar sus capitales utilizando manos de obras baratas.

Por eso no es extraño que hasta en esos renglones los haitianos estén desplazando a los nativos. Sigue diciendo, que de 2.6 millones de pobres en el 2000, se incrementó a 4 millones al 2011, un claro indicio de que los recursos aportados por esas inversiones extranjeras se siguen quedando en pocas manos.

El Socialismo ha fracasado, pero el Capitalismo no ha triunfado, pues mientras un grupito acumula grandes riquezas, más del 96% de la población se hunde en la miseria, y eso es inaceptable para cualquier sistema.

Una tarea excluyente, donde convergen la Indolencia empresarial, formados bajo un capitalismo despiadado, y un Estado cómplice, que obligan a la gente a vivir con salarios muy por debajo de la canasta familiar. Desigualdad: un regidor asiste a cuatro reuniones en la Sala Capitular de cualquier Ayuntamiento cada mes, recibiendo más de cien mil pesos como salario.

Guardias y policías trabajan hasta cien horas semanales, siendo recompensados con siete mil pesos. Las ciudades se llenan de inmigrantes pobres, aumentando así los cinturones de miseria, haitianos enfermos colmando los hospitales, una carga insoportable para el Estado, llevándose del Presupuesto cientos de millones de pesos.

República Dominicana puede correr igual suerte que New York, un Estado que tiende a empobrecerse, por una inmigración poco productiva que ha estado recibiendo últimamente, donde más del 70% de ellos busca ayudas, en lugar de aportar.


Ojalá los políticos eviten al país caer en ese parasitismo social neoyorquino, pero tienen el deber de buscar la vía para que el crecimiento económico se refleje en el medio de vida de la población, redistribuyendo mejor las riquezas generadas.

EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK.

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