CARAJO ENTIENDAN, EL JEFE HABLO BIEN CLARO, “E' PA' LANTE QUE VAMO
Mientras se enriquece el debate y definen aspectos, los niños siguen intoxicándose con el desayuno escolar, las escuelas siguen sin material didáctico y para un recién graduado en educación lograr que lo nombren como maestro, necesariamente tiene que exhibir en su frente un símbolo morado o la imágen de la estrella amarilla.
POR DOMINGO CABA RAMOS
“Falacia - Razonamientos, que aunque incorrectos, son sicológicamente persuasivos”
(IRVING M. COPI)
El presidente Leonel habló en Santiago, y habló claro.
En relación con el reclamo colectivo del 4por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación, el presidente de la República lo consideró falso. “Me parece este tema un falso debate, en términos propagandísticos, me parece bien, me parece hasta inteligente, pero es un falso debate” En tal virtud pidió enriquecer dicho debate y no festinarlo con un problema sólo de dinero. Y ello así, porque, según sus palabras, “en educación el dinero no lo es todo”.
Considera el doctor Fernández que el problema crítico de la educación dominicana, más que de dinero o inversión, es de la calidad de esa inversión. Estas son sus palabras al respecto:
“Ojalá tuviéramos un ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación a pesar de que insisto, el tema no es de volumen de inversión sino de calidad en la inversión y calidad en el desempeño donde se va a ofrecer”
Y al subrayar su interés por los aspectos cualitativos de la educación dominicana sostiene el primer mandatario de la Nación lo siguiente:
“La educación es un tema demasiado importante para que sólo sea resuelto con una inclusión sobre dinero, es definir contenido curriculares, es definir filosofía educativa, es definir formación docente, es definir relación con el mundo exterior”
El asunto es bastante sencillo: Leonel Fernández desea que se mejore la calidad de la enseñanza pública, que por fin, los dominicanos aprendan a “conceptualizar”, pero que no se hable del dinero que el logro de esa calidad implica. Por el momento el presidente prefiere que se trabaje para enriquecer el debate sobre el famoso 4 por ciento, que se definan los contenidos curriculares, la filosofía educativa y la formación docente.
Mientras se enriquece el debate y definen aspectos, cientos de niños reciben clases en ranchetas o debajo de una mata, cientos de locales escolares lucen en completo estado de deterioro, los maestros siguen devengando salarios de miseria, un profesor pensionado recibe RD$7,000 mensuales después de veintiocho años ininterrumpidos de servicio, el hospital de los maestros en Santiago ( SEMMA ), más que un centro médico , parece un almacén en el que se depositan desperdicios humanos llamados enfermos docentes, vale decir, el mismo centro de salud en el que para un pobre maestro recibir un mal servicio tiene que meterse en una tediosa fila desde las cinco de la mañana.
POR DOMINGO CABA RAMOS
“Falacia - Razonamientos, que aunque incorrectos, son sicológicamente persuasivos”
(IRVING M. COPI)
El presidente Leonel habló en Santiago, y habló claro.
En relación con el reclamo colectivo del 4por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación, el presidente de la República lo consideró falso. “Me parece este tema un falso debate, en términos propagandísticos, me parece bien, me parece hasta inteligente, pero es un falso debate” En tal virtud pidió enriquecer dicho debate y no festinarlo con un problema sólo de dinero. Y ello así, porque, según sus palabras, “en educación el dinero no lo es todo”.
Considera el doctor Fernández que el problema crítico de la educación dominicana, más que de dinero o inversión, es de la calidad de esa inversión. Estas son sus palabras al respecto:
“Ojalá tuviéramos un ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación a pesar de que insisto, el tema no es de volumen de inversión sino de calidad en la inversión y calidad en el desempeño donde se va a ofrecer”
Y al subrayar su interés por los aspectos cualitativos de la educación dominicana sostiene el primer mandatario de la Nación lo siguiente:
“La educación es un tema demasiado importante para que sólo sea resuelto con una inclusión sobre dinero, es definir contenido curriculares, es definir filosofía educativa, es definir formación docente, es definir relación con el mundo exterior”
El asunto es bastante sencillo: Leonel Fernández desea que se mejore la calidad de la enseñanza pública, que por fin, los dominicanos aprendan a “conceptualizar”, pero que no se hable del dinero que el logro de esa calidad implica. Por el momento el presidente prefiere que se trabaje para enriquecer el debate sobre el famoso 4 por ciento, que se definan los contenidos curriculares, la filosofía educativa y la formación docente.
Mientras se enriquece el debate y definen aspectos, cientos de niños reciben clases en ranchetas o debajo de una mata, cientos de locales escolares lucen en completo estado de deterioro, los maestros siguen devengando salarios de miseria, un profesor pensionado recibe RD$7,000 mensuales después de veintiocho años ininterrumpidos de servicio, el hospital de los maestros en Santiago ( SEMMA ), más que un centro médico , parece un almacén en el que se depositan desperdicios humanos llamados enfermos docentes, vale decir, el mismo centro de salud en el que para un pobre maestro recibir un mal servicio tiene que meterse en una tediosa fila desde las cinco de la mañana.
Yo, sinceramente, estaba equivocado. Siempre pensé que la calidad de la educación y todos los males arriba mencionados se lograba o resolvían con recursos económicos, con dinero. Leonel Fernández me acaba de convencer de lo contrario: “en educación el dinero no lo es todo”. Me convenció de que verdaderamente : “E' PA' LANTE QUE VAMOS…”
Así “conceptualiza” y opina nuestro presidente. Por eso no me canso de ponerlo como ejemplo cuando en mis clases de Filosofía, en la universidad, trato con mis estudiantes el tema de los sofistas, aquellos retóricos maestros de la Grecia antigua, quienes interesados siempre en convencer y vencer al oponente, poco les importaba lo engañoso y falaz que pudieran ser sus argumentos.
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