RECORDAR A FREDDY MAS QUE UN ACTO DE JUSTICIA, ES UN DEBER
En sus diferentes programas, Freddy defendió vehemente a quien él creía era necesario y prudente.
POR RAMON MARTINEZ
rmhalcon3@hotmail.com
NUEVA YORK.- El firmamento se unió al lamento colectivo que provocó la partida de Freddy Beras Goico. El panorama estuvo opaco, Freddy se llevó la claridad, la imágen que estaba en las alturas, mostraba lo lúgubre con lo nostálgico, resultado que mostraba el preclaro mensaje de que el 21 de noviembre jamás será olvidado.
El llanto de un pueblo reflejaba un sentir enorme en honor a un hombre que con sus defectos y virtudes se ganó el amor de muchos. Como otras veces las lágrimas de despedida eran más que necesarias, eran el último tributo que se le podía dar al Gordo de Siempre.
Llorar a Freddy es necesario porque a su estilo enfrentó a quienes veía como sus adversarios y defendió vehemente a quien él creía era necesario y prudente.
Por la partida de este hombre hay derramar todas las lágrimas que sean necesarias porque en sus programas emprendió acciones que buscaban el bienestar de un sector, una persona, una familia o un pueblo que merecia estar mejor.
Hay que llorarlo porque con sus posturas enfrentó a sectores que siempre han actuado para perjudicar al pueblo, que en este momento, es casi nada.
Hay que derramar lágrimas por su eterno como descanso, como agradecimiento a lo mucho que nos hizo reir con sus pintorescos personajes que aglutinaban lo humorístico, lo político, lo social y cultural.
A Beras Goico hay que llorarlo porque en pro de un país libre expuso su vida en la Guerra a Abril, acción que muchos, de los que hoy despilfarran los recursos del estado, fomentan actos inmorales y se venden como lo imprescindibles, no hicieron.
En fin: Honrar y extrañar a Freddy Beras Goico, más que necesario, es un acto de justicia, es un deber.
POR RAMON MARTINEZ
rmhalcon3@hotmail.com
NUEVA YORK.- El firmamento se unió al lamento colectivo que provocó la partida de Freddy Beras Goico. El panorama estuvo opaco, Freddy se llevó la claridad, la imágen que estaba en las alturas, mostraba lo lúgubre con lo nostálgico, resultado que mostraba el preclaro mensaje de que el 21 de noviembre jamás será olvidado.
El llanto de un pueblo reflejaba un sentir enorme en honor a un hombre que con sus defectos y virtudes se ganó el amor de muchos. Como otras veces las lágrimas de despedida eran más que necesarias, eran el último tributo que se le podía dar al Gordo de Siempre.
Llorar a Freddy es necesario porque a su estilo enfrentó a quienes veía como sus adversarios y defendió vehemente a quien él creía era necesario y prudente.
Por la partida de este hombre hay derramar todas las lágrimas que sean necesarias porque en sus programas emprendió acciones que buscaban el bienestar de un sector, una persona, una familia o un pueblo que merecia estar mejor.
Hay que llorarlo porque con sus posturas enfrentó a sectores que siempre han actuado para perjudicar al pueblo, que en este momento, es casi nada.
Hay que derramar lágrimas por su eterno como descanso, como agradecimiento a lo mucho que nos hizo reir con sus pintorescos personajes que aglutinaban lo humorístico, lo político, lo social y cultural.
A Beras Goico hay que llorarlo porque en pro de un país libre expuso su vida en la Guerra a Abril, acción que muchos, de los que hoy despilfarran los recursos del estado, fomentan actos inmorales y se venden como lo imprescindibles, no hicieron.
En fin: Honrar y extrañar a Freddy Beras Goico, más que necesario, es un acto de justicia, es un deber.
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