EL TERREMOTO HA PROVOCADO QUE HAITI VIVA EN MEDIO DE LA INCERTIDUMBRE, EL PESIMISMO Y LA DESESPERANZA

Muchos de los que visitan a Haiti, y ven imagenes desgarradoras por la televisión dudan de que este pobre pueblo pueda levantarse al menos en los proximo 30 años.
PUERTO PRINCIPE.- A un año del terremoto que destruyó esta capital y las ciudades vecinas, Haití enfrenta hoy un panorama desolador y sus habitantes se debaten entre la incertidumbre y el pesimismo.
El sismo, que dejó más de 220 mil muertos, 300 mil heridos y un millón y medio de damnificados, acrecentó los males que durante siglos padeció el país más pobre del hemisferio y, 12 meses después, nadie puede asegurar cuándo todo volverá a estar como antes de las catástrofe, al menos.
La nación caribeña enfrenta un reto enorme, el cual no podrá resolver sin la ayuda de la comunidad internacional, cuyas promesas no siempre se materializaron a pesar de anunciar más de 10 mil millones de dólares para la reconstrucción.
Solo de Puerto Príncipe hay que extraer cerca de 18 millones de metros cúbicos de escombros, una labor que podría demorar una década, según la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja.
Los plazos parecen enormes desde fuera, pero son mayores para los cientos de miles de personas que viven acantonadas en campamentos provisionales, sin agua, electricidad o servicios sanitarios.
La vida a la intemperie, a expensas de las lluvias, los aludes, los huracanes y los habituales brotes de enfermedades y violencia, convierten al país, y sobre todo a Puerto príncipe, en un sitio demasiado inhóspito, hasta para aquellos a los cuales nada de eso les es ajeno.
Los haitianos aún aguardan porque la Comisión para la Reconstrucción del país (CIRH), presidida por el premier Jean Max Bellerive y el ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, acabe de tomar cartas en el asunto y de una vez pueda verse en Puerto Príncipe a alguien con la intención de reconstruir.
Para unos son las trabas burocráticas las causantes de las demoras en la reconstrucción de esta capital, porque no aparecen por ninguna parte los documentos de propiedad de los terrenos donde se van a levantar las nuevas edificaciones.
Sin embargo, eso se sabía desde los días posteriores al seísmo, porque todos los registros de propiedad se perdieron entonces.
Para otros, Haití solo le interesa a muy pocos, porque al país ya no queda nada que extraerle, después de 200 años de sometimiento y saqueo continuo.
Lo cierto es que, según Edmond Mulet, jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilidad en Haití (MINUSTAH), solo el 20 por ciento de la ayuda prometida ha llegado al país, si se descuenta la condonación de deudas.
PUERTO PRINCIPE.- A un año del terremoto que destruyó esta capital y las ciudades vecinas, Haití enfrenta hoy un panorama desolador y sus habitantes se debaten entre la incertidumbre y el pesimismo.
El sismo, que dejó más de 220 mil muertos, 300 mil heridos y un millón y medio de damnificados, acrecentó los males que durante siglos padeció el país más pobre del hemisferio y, 12 meses después, nadie puede asegurar cuándo todo volverá a estar como antes de las catástrofe, al menos.
La nación caribeña enfrenta un reto enorme, el cual no podrá resolver sin la ayuda de la comunidad internacional, cuyas promesas no siempre se materializaron a pesar de anunciar más de 10 mil millones de dólares para la reconstrucción.
Solo de Puerto Príncipe hay que extraer cerca de 18 millones de metros cúbicos de escombros, una labor que podría demorar una década, según la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja.
Los plazos parecen enormes desde fuera, pero son mayores para los cientos de miles de personas que viven acantonadas en campamentos provisionales, sin agua, electricidad o servicios sanitarios.
La vida a la intemperie, a expensas de las lluvias, los aludes, los huracanes y los habituales brotes de enfermedades y violencia, convierten al país, y sobre todo a Puerto príncipe, en un sitio demasiado inhóspito, hasta para aquellos a los cuales nada de eso les es ajeno.
Los haitianos aún aguardan porque la Comisión para la Reconstrucción del país (CIRH), presidida por el premier Jean Max Bellerive y el ex presidente de Estados Unidos, William Clinton, acabe de tomar cartas en el asunto y de una vez pueda verse en Puerto Príncipe a alguien con la intención de reconstruir.
Para unos son las trabas burocráticas las causantes de las demoras en la reconstrucción de esta capital, porque no aparecen por ninguna parte los documentos de propiedad de los terrenos donde se van a levantar las nuevas edificaciones.
Sin embargo, eso se sabía desde los días posteriores al seísmo, porque todos los registros de propiedad se perdieron entonces.
Para otros, Haití solo le interesa a muy pocos, porque al país ya no queda nada que extraerle, después de 200 años de sometimiento y saqueo continuo.
Lo cierto es que, según Edmond Mulet, jefe de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilidad en Haití (MINUSTAH), solo el 20 por ciento de la ayuda prometida ha llegado al país, si se descuenta la condonación de deudas.





 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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