domingo, 3 de abril de 2011

DESDE MI VENTANA OPTICA : EL PUEBLO TIENE LA ULTIMA PALABRA

El autor cree que el presidente debe desoír a los que borrachos de poder.


POR ALEJANDRO ALMANZAR



NUEVA YORK.- Aunque la clase política no lo crea, el pueblo es más inteligente de la cuenta, y ay, de aquel que confunda su tolerancia con la falta de coraje y desate su ira, pues de eso tendrán que arrepentirse para siempre.


El 27 de Marzo pasado, un grupo de senadores y diputados peledeistas, presentaron unas supuestas firmas de ciudadanos, que “piden” al presidente Fernández, violar la Constitución, para que opte por una nueva reelección.


Pueden jugar a la ignorancia de los hijos de Duarte, comprar cuanta conciencia el dinero y el poder les permita, pero a lo que nadie tiene derecho es a jugar con la institucionalidad del país tan descaradamente.


Nunca deben perder de vista quienes se aferran a un cargo del poder político, que al país le costó 30 años de dictadura una pretensión similar por parte de seguidores de Horacio Vázquez. Que para salir de ese error político, fue necesario utilizar las armas, el 30 de Mayo de 1961.


Es propicio recordarles al mandatario y líder del partido de gobierno, que Hipólito Mejía pasándose de gracioso, vulneró la institucionalidad, y el país le respondió echándolo al zafacón de la basura y a Leonel no le pasará nada diferente.


Que una decisión de esta magnitud, prevaliéndose del poder acumulado, también puede echar por la borda el espacio bien ganado del jefe de Estado.


El pueblo no se equivoca, quienes viven perdidos, son los dirigentes políticos y no lo saben. Recuerden el castigo que la sociedad santiaguera le dio en el proceso electoral pasado, cuando el Comité Político y el mandatario, a raja tabla, quisieron imponerle a José Enrique Sued.


No importa si el mandatario se quiere dejar arrastrar a tan descabellada encerrona constitucional. Si desean aplicar la tesis de que la Constitución es un simple pedazo de papel, con el que esos ambiciosos pueden ir al baño y asearse, después de una necesidad fecal.


Todo eso lo pueden hacer, pero la última palabra es del pueblo, al que estos caprichos nadie se los va a imponer. Pueden usar los recursos del Estado, no sólo para hacer supuestas recolección de firmas, también para obtener la voluntad de los que como prendas baratas, se compran y se venden, pero el pueblo sabrá pasarles facturas en su justo momento.


El presidente debe desoír a los que borrachos de poder, recurren a cualquier método para saciar su sed, y escuchar a quienes les dicen que él es el mejor activo político con que cuenta el país en estos momentos.


Dentro del PLD hay mujeres y hombres tan preparados como el actual jefe de Estado, y el resquebrajamiento institucional es fatídico para todos, pero mucho más, para ellos que viven de un sistema de partido que cada día la gente le tiene menos fe.


Por eso no pueden olvidar, que si insisten en aplastar a todos, incluyendo a la Constitución, el país tiene la última palabra.


El autor es periodista vive en Nueva York.

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