martes, 3 de julio de 2012

DESDE MI VENTANA OPTICA : JUECES Y CONGRESISTAS GOLPISTAS

"Cuando la Suprema Corte de Justicia hondureña, separó de la presidencia a Manuel Zelaya, el 28 de Junio, de 2009, advertimos del peligro, que jueces se arrogasen facultad “legal”, para destituir al presidente elegido por el voto popular" recuerda Almánzar.

Por Alejandro Almánzar

NUEVA YORK.- El primer derecho contemplado por la Democracia, según Aristóteles, es el de los ciudadanos elegir libremente sus gobernantes. Todo gobierno surgido de la voluntad popular, adquiere el carácter soberano de su pueblo, y cualquier poder producto del golpismo, es usurpado, por más que lo disfracen de institucional.

Una nueva y peligrosa modalidad tiránica, parece tomar fuerza en países de Centro y Suramérica, lo que podría ensancharse por el resto del Continente Americano, si quienes invocan la democracia, no fortalecen dicho sistema político.

En el pasado, los golpes de Estados, fueron protagonizados por militares, patrocinados por empresarios y la Iglesia. Esto cambió a partir de los 80s, cuando esos regímenes, empezaron a desplomarse, ante el clamor de los ciudadanos a vivir en libertad.

Cuando la Suprema Corte de Justicia hondureña, separó de la presidencia a Manuel Zelaya, el 28 de Junio, de 2009, advertimos del peligro, que jueces se arrogasen facultad “legal”, para destituir al presidente elegido por el voto popular.

Ahora la historia se repite, con el ex Obispo, Fernando Lugo, en Paraguay, víctima de un “Juicio Político” de los congresistas. En Honduras, el sistema no quedó tan afectado, porque el país ya estaba en elecciones para escoger a su gobernante.

Además, porque Porfirio Lobo, no se prestó a los planes antidemocráticos del grupito que entiende, este país, es su finca heredada, donde ellos pueden quitar y poner peones al servicio de sus intereses particulares.

Con la Carta Democrática, firmada en Lima Perú, el 11 de Septiembre, de 2001, pensamos que los golpes de Estados, quedarían en el pasado, pero esto de nada o poco sirvió, pues muchos gobiernos democráticos han caído, mediante la nueva modalidad dictatorial de esos sectores retardatarios.

Después de esa Carta Resolución, de la ONU, en Haití, el presidente Arístides, fue derrocado, montado a la fuerza en un avión, y expulsado de su nación. Esta nueva asonada congresual en Paraguay, pone de manifiesto la debilidad institucional y de la democracia en esa región.

Decir que un presidente constitucional puede destituirse por un incidente donde murieron algunos civiles, es historia poco creíble. Desconocemos el poder otorgado por la Constitución de este país a su Congreso, pero al decir de los griegos, la soberanía descansa única y exclusivamente, en el pueblo, y sólo este, puede revocar un mandato.

Ciudadanos de esas naciones consultados al respecto, se lamentan, de que su sistema político esté condicionado al capricho de cinco o seis familias, quienes deciden cuándo un gobierno debe ser derrocado, valiéndose de mamotretos constitucionales o judiciales.

Por lo antes dicho, a Chile, Perú, Ecuador, Argentina, Nicaragua, El Salvador y otros, les dejamos como reflexión, este refrán popular dominicano, “cuando veas las barbas tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, pues al parecer, las reglas de juego por ahí, no están del todo claras, cuando jueces y congresistas, abortan abruptamente la voluntad de un pueblo.


EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN LOS ESTADOS UNIDOS.

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