DESDE MI VENTANA OPTICA :: ALTAGRACITA Y LOS EMBUTIDOS
"En ella, en Altagracita, el pueblo tiene a una autentica representante, insobornable, sin dejarse intimidar, ni chantajear de quienes se acostumbraron al dolo. Si realmente la sociedad busca una Defensora del Pueblo, a ella le sobra dignidad, por sus frutos, la conocemos” recuerda Almánzar.
Por Alejandro Almánzar
NUEVA YORK.- Minerva Mirabal imprimió su sello particular en la lucha política nacional, frente al ultraje de un dictador. Pero igualmente, otras dominicanas en defensa de los mejores intereses del país, han mostrado sus gallardías y arrojos.
En nuestro diario vivir, no hay espacio para resaltar las cualidades y grandezas de ciudadanos ejemplares. Fieles exponentes de aquellos que nos devolvieron el honor de la dominicanidad, si no es cuando pasan a mejor vida.
Ercilia Pepín, Yolanda Guzmán, doña Zaida, viuda Lovatón, como tantas otras, aparte de andar en el lodo sin dejarse salpicar por la afrenta, establecieron parámetros entre lo impúdico y la moral, hoy están desencarnadas, regocijadas con su inmaculado accionar.
No menos podemos afirmar de Altagracia Paulino, con su defensa a los consumidores, alcanzando una altísima reputación, reconocida y respetada hasta por el presidente de la República, aunque también odiada y despreciada por la perversidad social.
En ella, el pueblo tiene a una autentica representante, insobornable, sin dejarse intimidar, ni chantajear de quienes se acostumbraron al dolo. Si realmente la sociedad busca una Defensora del Pueblo, a ella le sobra dignidad, “por sus frutos, la conocemos”.
La batalla librada con comerciantes de los embutidos, no es casual, se trata de gente acostumbrada a colocarse por encima de la ley, y a obrar sin ninguna regulación, ni supervisión oficial, pensando sólo en enriquecerse, sin importarles para nada la salud de los consumidores.
Nada nuevo se está diciendo de ese sector, de ahí la típica frase “si comes salchichón, jamón o salami, no sabes, qué animal te estás comiendo”. Que son fabricados con carnes de burros, perros, caballos y reses enfermas, eso es voz populi, que lo estén haciendo de desperdicio, nada de raro tiene.
A pesar de la sobriedad de la directora de Pro Consumidor, parece que los bastardos intereses de esos grupos, la sacaron de quicio, obligándola a producir esa contundente declaración, donde metió a todos los fabricantes en el mismo saco.
Podríamos afirmar, que se le fue la mano, pues lo que procedía era, clausurar estas empresas y someter a la justicia a esos inescrupulosos que juegan con la salud del pueblo, no todas las empresas del ramo están en la misma condición.
Muchos exportan salami a países que no admiten productos de mala calidad en sus mercados, como es el caso de Los Estados Unidos. De ser así, la denuncia no la hubiese hecho Pro Consumidor, si no, que el departamento de salud de aquí, los hubiese retirado del mercado.
Hace falta más coordinación entre las instituciones públicas, pues esa denuncia debió ser canalizada a través del Departamento de Salud y Calidad de Alimentos, para evitarle contratiempo a la economía nacional.
Ah, y a propósito de funcionarios eficientes, felicitaciones y aplausos a los miembros de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, por prohibir temas vulgares, cuando ya tienen años sonando, estos son verdaderos “funcionarios”.
EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NUEVA YORK.
Por Alejandro Almánzar
NUEVA YORK.- Minerva Mirabal imprimió su sello particular en la lucha política nacional, frente al ultraje de un dictador. Pero igualmente, otras dominicanas en defensa de los mejores intereses del país, han mostrado sus gallardías y arrojos.
En nuestro diario vivir, no hay espacio para resaltar las cualidades y grandezas de ciudadanos ejemplares. Fieles exponentes de aquellos que nos devolvieron el honor de la dominicanidad, si no es cuando pasan a mejor vida.
Ercilia Pepín, Yolanda Guzmán, doña Zaida, viuda Lovatón, como tantas otras, aparte de andar en el lodo sin dejarse salpicar por la afrenta, establecieron parámetros entre lo impúdico y la moral, hoy están desencarnadas, regocijadas con su inmaculado accionar.
No menos podemos afirmar de Altagracia Paulino, con su defensa a los consumidores, alcanzando una altísima reputación, reconocida y respetada hasta por el presidente de la República, aunque también odiada y despreciada por la perversidad social.
En ella, el pueblo tiene a una autentica representante, insobornable, sin dejarse intimidar, ni chantajear de quienes se acostumbraron al dolo. Si realmente la sociedad busca una Defensora del Pueblo, a ella le sobra dignidad, “por sus frutos, la conocemos”.
La batalla librada con comerciantes de los embutidos, no es casual, se trata de gente acostumbrada a colocarse por encima de la ley, y a obrar sin ninguna regulación, ni supervisión oficial, pensando sólo en enriquecerse, sin importarles para nada la salud de los consumidores.
Nada nuevo se está diciendo de ese sector, de ahí la típica frase “si comes salchichón, jamón o salami, no sabes, qué animal te estás comiendo”. Que son fabricados con carnes de burros, perros, caballos y reses enfermas, eso es voz populi, que lo estén haciendo de desperdicio, nada de raro tiene.
A pesar de la sobriedad de la directora de Pro Consumidor, parece que los bastardos intereses de esos grupos, la sacaron de quicio, obligándola a producir esa contundente declaración, donde metió a todos los fabricantes en el mismo saco.
Podríamos afirmar, que se le fue la mano, pues lo que procedía era, clausurar estas empresas y someter a la justicia a esos inescrupulosos que juegan con la salud del pueblo, no todas las empresas del ramo están en la misma condición.
Muchos exportan salami a países que no admiten productos de mala calidad en sus mercados, como es el caso de Los Estados Unidos. De ser así, la denuncia no la hubiese hecho Pro Consumidor, si no, que el departamento de salud de aquí, los hubiese retirado del mercado.
Hace falta más coordinación entre las instituciones públicas, pues esa denuncia debió ser canalizada a través del Departamento de Salud y Calidad de Alimentos, para evitarle contratiempo a la economía nacional.
Ah, y a propósito de funcionarios eficientes, felicitaciones y aplausos a los miembros de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, por prohibir temas vulgares, cuando ya tienen años sonando, estos son verdaderos “funcionarios”.
EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NUEVA YORK.
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