¿PARA QUE SIRVE UN DIPUTADO?
“Los políticos constituyen una casta especial de hombres, infeccionados de un egoísmo morboso, devorados por las más bajas pasiones que usted pueda imaginarse y que aman apasionadamente la Hacienda Pública. La verdadera calamidad del trópico, son estos señores políticos, los mosquitos, los huracanes y el paludismo”. DR. FRANCISCO MOSCOSO PUELLO. - "Cartas a Evelina" (1930), recuerda Caba al momento de evaluar la labor de los diputados.
POR DOMINGO CABA RAMOS
SANTIAGO.- Luego de declararlo de urgencia, la Cámara de Diputados aprobó en dos lecturas consecutivas y con modificaciones el proyecto de ley que regula los salarios de una parte de los empleados públicos,en el que se deja fuera al Congreso Nacional de una parte del marco de regulación de esta normativa.
El artículo 26 del referido proyecto prohíbe la concesión de beneficios e incentivos a todos los funcionarios o empleados públicos como resultado de gestiones administrativas que se encuentren en el ámbito de su competencia.
Los “honorables” diputados le agregaron un párrafo para que diga:“El Congreso se regirá por su Reglamento Interno”. Con esta modificación, los “representantes del pueblo”, contario a otros funcionarios, pretenden continuar recibiendo los viáticos y otros beneficios económicos por participar en comisiones, secciones y otras actividades propias de sus funciones.
La propuesta fue avalada por los voceros de las bancadas de los Partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano. .De ciento cuarenta y nueve diputados presentes en la sesión, solo diez votaron en contra de la modificación. Esto significaque cuando de legislar para beneficios propios se trata,no así cuando se debate un proyecto que favorece al pueblo, nuestros legisladores se ponen de acuerdo con una facilidadasombrosa. Es entonces cuando los dominicanos pensamos que en lugar de “honorables representantes del pueblo”, lo que en realidad existe en el Congreso Nacional es una verdadera asociación de malhechores.
Ciertamente existen legisladores honorables, comprometidos con las mejores causas de la nación dominicana; pero son tan pocos que, como reza la frase popular, “pueden contarse con los dedos de la mano”
No me sorprende la conducta adoptada esta vez por los señores diputados. Es la misma conducta de siempre. La misma bellaquería de siempre. La misma inequidad de siempre. La misma perversa, insensible y antipatriótica conducta de siempre. El mismo egocentrismo de siempre. Su accionar solo resulta efectivo cuando se trata del conocimiento de proyectos que favorezcan sus particulares intereses.
Sin embargo, no sabemos quién es más bellaco y perverso : si el diputado elegido o el “pariguayo” elector que un día dejó de realizar una actividad productiva para dirigirse a unacaseta de votación a depositar su voto en favor de un “sinvergüenza” que una vez favorecido con dicho voto nada haría en beneficio de la comunidad que lo eligió. Y es que para yo votar en las elecciones congresionales primero tendría que preguntarme, ¿para qué sirve un diputado? Como todavía no lo sé ni nadie me lo ha explicado de manera convincente, ese díaprefiero quedarme en mi casa opartir en las primeras horas de la mañana hacia una de las playas de la costa norte.
El autor es profesor universitario
Reside en Santiago.
POR DOMINGO CABA RAMOS
SANTIAGO.- Luego de declararlo de urgencia, la Cámara de Diputados aprobó en dos lecturas consecutivas y con modificaciones el proyecto de ley que regula los salarios de una parte de los empleados públicos,en el que se deja fuera al Congreso Nacional de una parte del marco de regulación de esta normativa.
El artículo 26 del referido proyecto prohíbe la concesión de beneficios e incentivos a todos los funcionarios o empleados públicos como resultado de gestiones administrativas que se encuentren en el ámbito de su competencia.
Los “honorables” diputados le agregaron un párrafo para que diga:“El Congreso se regirá por su Reglamento Interno”. Con esta modificación, los “representantes del pueblo”, contario a otros funcionarios, pretenden continuar recibiendo los viáticos y otros beneficios económicos por participar en comisiones, secciones y otras actividades propias de sus funciones.
La propuesta fue avalada por los voceros de las bancadas de los Partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano. .De ciento cuarenta y nueve diputados presentes en la sesión, solo diez votaron en contra de la modificación. Esto significaque cuando de legislar para beneficios propios se trata,no así cuando se debate un proyecto que favorece al pueblo, nuestros legisladores se ponen de acuerdo con una facilidadasombrosa. Es entonces cuando los dominicanos pensamos que en lugar de “honorables representantes del pueblo”, lo que en realidad existe en el Congreso Nacional es una verdadera asociación de malhechores.
Ciertamente existen legisladores honorables, comprometidos con las mejores causas de la nación dominicana; pero son tan pocos que, como reza la frase popular, “pueden contarse con los dedos de la mano”
No me sorprende la conducta adoptada esta vez por los señores diputados. Es la misma conducta de siempre. La misma bellaquería de siempre. La misma inequidad de siempre. La misma perversa, insensible y antipatriótica conducta de siempre. El mismo egocentrismo de siempre. Su accionar solo resulta efectivo cuando se trata del conocimiento de proyectos que favorezcan sus particulares intereses.
Sin embargo, no sabemos quién es más bellaco y perverso : si el diputado elegido o el “pariguayo” elector que un día dejó de realizar una actividad productiva para dirigirse a unacaseta de votación a depositar su voto en favor de un “sinvergüenza” que una vez favorecido con dicho voto nada haría en beneficio de la comunidad que lo eligió. Y es que para yo votar en las elecciones congresionales primero tendría que preguntarme, ¿para qué sirve un diputado? Como todavía no lo sé ni nadie me lo ha explicado de manera convincente, ese díaprefiero quedarme en mi casa opartir en las primeras horas de la mañana hacia una de las playas de la costa norte.
El autor es profesor universitario
Reside en Santiago.
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