DESDE MI VENTANA OPTICA ::: ETERNA GRATITUD AL PROSCRITO
"Duarte, es mucho más que seis letras formando un nombre, es ideología, doctrina, desprendimiento, humildad, disciplina y honra. Si hiciéramos honor a sus principios, podríamos considerarnos los hombres y mujeres más nobles debajo del Sol" cree el autor.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NUEVA YORK.- Con su destierro, lo condenaron al suplicio, pero jamás pudieron borrar su heroísmo, pues a pesar del tiempo transcurrido, su legado es infinito, como siguiendo los pasos del Cristo. La determinación de proporcionarnos una patria como destino, fue más grande que la tentativa de los indignos.
Juan Pablo Duarte Diez, nació el 26 de Enero, de 1813, y murió, el 15 de Julio, de 1876, durante su exilio, en Caracas, Venezuela, a orilla del río Orinoco. Pero sus grandes hazañas, lo han perpetúan en el tiempo y espacio.
Murió la carne, pero los idearios, como su espíritu, permanecen en la conciencia de quienes valoran entre lo mísero y el altruismo. Por eso, a doscientos años de su nacimiento, y 137 de desencarnado, sigue presente entre aquellos, que sienten la gratitud por la nacionalidad heredada.
Gracias a la condición de nobleza, desinterés y abnegación que caracterizó al hijo de Juan José y doña Manuela, quienes les honran, no en determinadas fechas, como un cumplido, si no, que les veneran cada día, les guardan eterna gratitud por proveerlos de tan noble identidad.
Gracias, Duarte, y a ustedes, trinitarios, por darme la República Dominicana como heredad. Hoy secuestrada, por los mismos intereses que ayer te expulsaron, esos que te vieron como obstáculos para saciar su sed de poder y dinero.
Tu obra es tan inmensa, que es el único legado que no ha podido borrar la inclemencia de la barbarie y la conjura, tampoco el tiempo cómplice, por el contrario, este último se encarga de revelar la displicencia de los malvados, que siglos después, te mantienen exiliado moral, política y socialmente.
Pero sabemos, más temprano que tarde, te levantarás para finalmente dejar concluida tu obra, pues ideales tan pulcros no pueden quedar a merced de la vileza de quienes en tu nombre, ofenden nuestra inteligencia.
Porque, (mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos dominicanos, serán siempre victimas, de sus maquinaciones). (Nunca me fue tan necesario como hoy, el haber tenido salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la patria).
Duarte, es mucho más que seis letras formando un nombre, es ideología, doctrina, desprendimiento, humildad, disciplina y honra. Si hiciéramos honor a sus principios, podríamos considerarnos los hombres y mujeres más nobles debajo del Sol.
Él no fundó esta nación, para que la pobreza material nos convierta en seres indignos, criminales, sicarios, corruptos, ni ladrones. Tampoco, para que la actividad más “pura” y “noble”, sea la vía para unos cuantos enriquecerse a cambio de la pobreza de sus hijos.
Eterna gratitud, para ti, noble proscrito, que tus bienes aportaste para legarnos una patria libre, soberana e independiente, de toda potencia extranjera. Cabizbajo caminan aún, los verdugos que desde aquel 27 de Febrero, rechazaron tu sano y bello ideal.
EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NUEVA YORK.
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