DESDE MI VENTANA OPTICA :: EL ISLAM Y EL TERRORISMO
"Ninguna Guerra puede ser Santa por más que la justifiquen, nunca el dolor de los humanos podrá asociarse con la voluntad de Dios, y toda lucha debe tener como fin único, el bien de la humanidad, no la imposición de creencias absurdas" sostiene Almánzar.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NUEVA YORK.- “La mujer del Cesar y el mismo Cesar, no sólo es que sean serios, si no, que deben demostrarlo” (enunciado griego). El Islam, es una religión monoteísta abrahámica, cuyo dogma se fundamenta en el libro del Corán, fundado por Mahoma, en el año 620.
Sus seguidores se denominan musulmanes, expresión que en árabe significa “el que se somete”, y haciendo honor a su significado, estos pretenden someter al mundo a sus caprichos, mediante actos terroristas.
La religión ha andado siempre de mano con la violencia, instrumentos como la hoguera, guillotina, crucifixión y azotes, fueron empleados para someter a creyentes, por eso, nada de raro tiene que quienes se cobijan en el Corán, recurran al terrorismo.
“Todo terrorista será musulmán, pero no todo musulmán, es terrorista”. Si es cierto el decir de los griegos, y partiendo del axioma anterior, el Islam tiene el deber de cambiar esa percepción que cada vez toma más fuerza en estas tierras de Allha, Jehovah o Dios.
Los nuevos tiempos demandan de diferentes procedimientos para “evangelizar”, pues por ese fanatismo enfermizo, el mundo terminará rechazando a los islamistas y aislándolos de la civilización, porque ningún Estado querrá acoger a grupos que en nombre de un Dios violentísimo generen perturbación y tribulaciones.
La divinidad no debe ser utilizada para cometer actos abominables como los sucedidos en Boston recientemente. Es deber de los religiosos separar lo “puro” de lo impuro, de tal forma, que lo “divino” no sea escudo para el extremismo.
Ninguna Guerra puede ser Santa por más que la justifiquen, nunca el dolor de los humanos podrá asociarse con la voluntad de Dios, y toda lucha debe tener como fin único, el bien de la humanidad, no la imposición de creencias absurdas.
Quienes sufren la temeridad del terrorismo, terminarán asqueados por el Islam, y sólo aquellos engendros de la indolencia se afiliarán a esta corriente religiosa temeraria. Es tarea de los discípulos de Mahoma, extirpar este flagelo criminal de su culto.
Países como Estados Unidos, tendrán que pensarlo bien para acoger en sus territorios a quienes profesan el islamismo, o deberán elaborar un registro independiente donde encasillar a esos fanáticos del terrorismo.
Si los musulmanes no dan un cambio radical sobre su accionar terrorífico, después no podrán decir que se les segrega por su credo, pues desde los atentados del Septiembre 11, en esta parte del mundo se les ve con desprecio, y razones hay de sobra.
Inmediatamente se les identifica por sus atuendos, los ciudadanos creen estar frente a un desalmado que les asecha, e incluso, muchos vecindarios ya no los quieren tener entre sus habitantes por su cruel proceder.
Las personas sienten pánico al verlos entrar a un tren, autobús o plaza comercial, porque estos aprovechan cualquier escenario multitudinario para poner de manifiesto su barbarie contra inocentes.
¡Ojala podamos tener la certeza de que Islam y terrorismo son dos elementos diferentes!
0 comentarios:
Publicar un comentario