lunes, 10 de junio de 2013

DESDE MI VENTANA OPTICA ::: LA POBREZA COMO NEGOCIO

"Es un gran reto para cualquier ciudadano que siente respeto por su país, como lo ha demostrado el hijo de Arroyo Cano, y discípulo aventajadísimo de Juan Pablo Duarte y Juan Bosch, decirles, “basta ya” a las mafias del servicio eléctrico" entiende el autor.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NEW YORK.-  La pobreza ha sido el mejor negocio que muchos han encontrado en la República Dominicana, incluyendo, por supuesto, políticos criollos, y empresarios nacionales y extranjeros. El presidente, Danilo Medina, parece sorprendido y sin aliento, ante tanta inmundicia política.
Un Estado con una pesada carga de males acumulados por décadas, sirviendo para que demagogos de la política tengan vigencia en la sociedad. Haciendo lo que nunca se hizo, desde su llegada al Palacio Nacional hace contacto personalmente con sectores productivos, donde nunca llegó la mano amiga de gobierno alguno.
De entrada, debió enfrentar a la empresa minera, de capital canadiense, Barrick Gold, la cual adquirió un contrato lesivo al interés nacional, bajo la complicidad de malos dominicanos, y al parecer, su lucha a pena comienza.
A parte de eso, le esperan duras batallas contra políticos que han hecho fortunas con la pobreza de la mayoría, quienes apuestan al fracaso de cualquier gestión gubernamental que atente contra su negocio, del que viven muy bien sin trabajar.
Todavía teniendo que lidiar con un socio perverso, como la empresa minera, pone su mirada hacia otro grupo no menos cruel, los Carteles Eléctricos, quienes por décadas han puesto al país de rodilla sufriendo apagones, y pagando la energía más cara del mundo, en detrimento de los más pobres.
En su lucha contra el crimen organizado y sus secuaces del narcotráfico ha salido airoso, pero falta por verse, si su grito de guerra contra las mafias de la electricidad puede tener éxito, y si el pueblo aprovecha el fenómeno Danilo para transparentar la administración pública para siempre.
Si inaceptable es el contrato de la Barrick, mucho mas es el accionar de esos mafiosos, a quienes hay que entregarles 1,500 millones de dólares religiosamente cada año, para ellos mantener sus plantas apagadas, mientras los apagones castigan a la población, cuyos recursos podrían invertirse en salud, educación y agricultura.
El presidente sabe bien a los intereses a que se enfrenta, conoce el accionar de éstos, que no tienen una dosis de piedad hacia un pueblo que ve morir en salas de operaciones a pacientes, porque no hay energía eléctrica en clínicas y hospitales.
Es un gran reto para cualquier ciudadano que siente respeto por su país, como lo ha demostrado el hijo de Arroyo Cano, y discípulo aventajadísimo de Juan Pablo Duarte y Juan Bosch, decirles, “basta ya” a las mafias del servicio eléctrico.
Pero igual sucedió con la firma canadiense, el país debe quemar las banderías partidarias, y como un solo hombre, formar fila junto al ciudadano presidente y romper las cadenas que nos imponen estas pandillas organizadas, para hacer de nuestra pobreza su mejor negocio.
No compartimos la perpetuidad de un hombre en el poder, pero es lamentable que el accionar del presidente Medina no sea una política de Estado, ahorita él sale del poder y volvemos a la posición anterior, con las componendas de grupos y la corrupción.
EL AUTOR ES PERIODISTA
RESIDE EN NEW YORK

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