martes, 9 de julio de 2013

DESDE MI VENTANA OPTICA ::: ASESINATOS DE OFICIALES

"No son hechos aislados, hay que prestarle atención a este peligroso desafío a la autoridad legítimamente establecida, y demandan respuestas contundentes, como dijera el ministro de Las Fuerzas Armadas, Sigfrido Pared Pérez" reitera el autor.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NEW YORK.- El asesinato de miembros de Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es el nuevo pasatiempo de delincuentes, y no es fortuito. Recientemente sus blancos fueron artistas, comediantes, comunicadores y profesionales, dizque, para “atracarlos”.
Cuando el gobierno decidió atacarles, utilizando patrullas mixtas, y el ministro de Las Fuerzas Armadas y el jefe de la Policía afirmaron que la delincuencia había disminuido un 50%, en menos de una semana, tres militares fueron asesinados.
Un crimen conmovedor, fue el de la joven oficial del Ejército Nacional, Zuleica Ponciano, la cual servía de seguridad a la hija menor del presidente Medina, quien visiblemente molesto, pidió a los jueces ser más enérgicos con los delincuentes.
La misma historia, muchachos dejados en libertad por jueces, inmediatamente obtienen armas de fuego, y se van para las calles a segar vidas, como la de esta segundo teniente, proveniente de una familia humilde, que vio en los cuerpos castrenses su oportunidad para superase y alcanzar grandes metas.
 En el esplendor de su vida, como luz que el viento apaga, manos asesinas pusieron fin a tantos sueños. El primero en caer, fue Manuel de Jesús Sosa, 1er teniente de la FAD, más que oficial militar, un dirigente clubístico y entrenador de bolseo, en presencia de sus dos pequeñas hijas, lo asesinaron para despojarlo de su arma.
Dejando demostrado, que el respeto por la vida no cabe en el código de los criminales y quienes están detrás de ellos. Pero no bien descendían los ataúdes de estos soldados a la tumba, cuando en Sabana de la Mar, apareció el cadáver del teniente, Deivi Demorizi, en medio de un charco de sangre.
La facilidad con que delincuentes salen de las cárceles, unido a la proliferación de armas de fuego en la población civil, sólo genera desasosiego en la población, y eso terminará llevándose de encuentro el sistema político imperante.
No son hechos aislados, hay que prestarle atención a este peligroso desafío a la autoridad legítimamente establecida, y demandan respuestas contundentes, como dijera el ministro de Las Fuerzas Armadas, Sigfrido Pared Pérez.
Pero esa contundencia debe provenir de la Ley y la Justicia, pues cuando el Estado permite que cada individuo porte armas de fuego, es porque sus autoridades renunciaron al sagrado deber de ofrecer seguridad a la sociedad.
Los organismos de seguridad del Estado están llamados a dar una rápida explicación sobre este particular, de cuál es el móvil para estos asesinatos de miembros de los cuerpos castrenses y agresiones a otros.
Establecer, si guardan relación con planes del crimen organizado, del narcotráfico o de grupos disgustados dentro de la propia Policía Nacional, por la posible entrada en vigencia de la Ley que acabaría con el generalato cómplice.
El gobierno tiene que seguir adelante con todo lo que signifique reformar las instituciones, y sacar de sus madrigueras a quienes las han secuestrado, para crear sus imperios desafiantes a la Ley, la Justicia y al orden.
EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK. 

0 comentarios:

Publicar un comentario