miércoles, 7 de agosto de 2013

DESE MI VENTANA OPTICA ::: MODELO ECONOMICO RAPAZ

En República Dominicana, el negocio de viviendas está reservado para blanqueadores de dinero y narcotraficantes. Los pobres han sido empujados a vivir en cañadas y lugares inhóspitos. La lucha contra los traficantes parece asunto de celos entre sectores económicos que se resisten a tener competencia, para especular y manejar la economía a sus antojos.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NEW YORK.- Quienes monitorean el vaivén de la economía, sacan poco tiempo para pensar en otra cosa que no sea en las variables que aumentan el capital de quienes han convertido al dinero en su “Dios” que les da razón de existir.
Mientras ellos con mucho, no pueden sostenerse, obligan a los trabajadores a mal vivir con salarios miserables, que como dijera el presidente, Danilo Medina, les impide acceder a una vivienda, aun de las llamadas a bajo costo.
Y es que cuando hablan de (bajo costo), se refieren a millones de pesos, que a pesar de su devaluación, ningún obrero lo ha visto, ni en letra, si no se ha metido a narcotraficante, contrabandista, político o ladrón. Para aumentar el 14% al salario mínimo, fue una pela, el cual ya los aumentos de precios se lo tragaron.
Nuestra clase gobernante se monta fácilmente en un tren descarrilado, pues igual hicieron con el Código Procesal Penal, asumieron el Libre Comercio, con su Ley de Ofertas y Demandas, quedando la sociedad a merced de la voracidad empresarial.
Entendiéndolo así, el presidente, Medina, pidió un turno en la Mesa de la Vivienda, para aclararles a esos empresarios, lo imposible que resulta al ciudadano adquirir una casa por barata que sea, percibiendo un salario miserable.
Aun cuando el gobierno ha llenado su cometido de reducir un poco el desempleo, y estabilizar la economía, apoyando a las Pequeñas y Medianas Empresas, estos forajidos hablan de “caída” de las ventas.
Algo contradictorio, pues mientras sus ventas bajan, los banqueros reportan aumento de beneficios netos. Si algo obliga al dominicano a emigrar, es eso, el deseo de trabajar para ahorrar y comprarse la casita donde vivir con los suyos.
El mandatario les dijo, que el 56% del dominicano gana menos de 10 mil pesos mensual, y que ante esa realidad, es difícil, y yo agrego “imposible” adquirir un ranchito en Los Guandules, del DN, o en el Fondo de la Botella, de Pekín, en Santiago.
En República Dominicana, el negocio de viviendas está reservado para blanqueadores de dinero y narcotraficantes. Los pobres han sido empujados a vivir en cañadas y lugares inhóspitos. La lucha contra los traficantes parece asunto de celos entre sectores económicos que se resisten a tener competencia, para especular y manejar la economía a sus antojos.
La mayoría de narcotraficantes fueron personas que vivir se les hizo una odisea por la pobreza en que nacieron y crecieron, decidiendo hacer lo que sea, para abandonar dicha condición, ejemplo, Pablo Escobar.
Si el sector privado y grupos de poder dignificaran el salario de los trabajadores, hoy no tuviéramos problemas de inmigración haitiana, pues el dominicano no abandonaría su tierra para ir a otra parte a ganarse con qué comprar su casa.
Tenemos un modelo económico rapaz, que deja poco espacio a la moral, para condenar la corrupción, donde policías, militares y obreros mal viven con salarios que no alcanzan los doscientos dólares mensual, cuando la canasta familiar ronda los setecientos.

EL AUTOR ES PERIODISTA
RESIDE EN NEW YORK

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