DESDE MI VENTANA OPTICA ::: UNA INSOLENTE INTROMISION
"La actitud de estas damas y sus cómplices “dominicanas”, frente al presidente, es la mayor muestra hasta dónde están desesperados sus patrocinadores, apostando a la castración del Estado dominicano, en una posible fusión con Haití' sostiene Almanzar.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NEW YORK.- Los pueblos construyen sus realidades en base a sus experiencias vividas, sean estas afortunadas o desafortunadas, como si dijéramos, “el presente es la guía del futuro en la vida de los humanos”, para consolidarse o debilitarse.
La Sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, así lo evidencia, luego que bandas de facinerosos asaltaran el Registro Civil, y ONGs invadieran “pacíficamente” con miles de haitianos el país, otorgándoles la ciudadanía dominicana.
De ahí la inaudita reacción de un grupejo de extranjeras, escoltadas por “hijas” de María Trinidad Sánchez, frente al presidente, Danilo Medina, en la conferencia de mujeres de la CEPAL, recientemente.
Para su perversa hazaña, cuentan con sectores tan poderosos o más que los carteles de drogas, para moverse por el mundo en grupos, ocupando buenos hoteles, mientras los dominicanos vivimos entretenidos en la lucha interna de perredeístas, reformistas, peledeístas, o atrapados en vicios y holgorios.
La actitud de estas damas y sus cómplices “dominicanas”, frente al presidente, es la mayor muestra hasta dónde están desesperados sus patrocinadores, apostando a la castración del Estado dominicano, en una posible fusión con Haití.
Olvidan, que la República Dominicana nació bajo el juramento trinitario de "Nuestra patria ha de ser libre e independiente, de toda injerencia extranjera, o se hunde la isla", y este predicamento es inviolable para nosotros.
Pero como todo mal obra para bien, su accionar malicioso nos advierte que podemos ser solidarios con el vecino, pero sin confiarnos, ya sabemos que no sólo son pobres material, si no, que igualmente carecen de nobleza.
Ellos pierden su tiempo, a pesar del poder económico, su alta presencia en medios de comunicación de los países, los personajes a sus servicios en infaustos Organismos Internacionales, como la mal llamada CIDH.
En “La Tremenda Corte, del Tremendo Caso”, presentaron el triste espectáculo de un haitiano indigno, que reniega de sí mismo, negando tener alguna relación con Haití, a pesar de que no habla ni entiende castellano.
Utilizado vilmente por vividoras y vividores de causas “nobles”, que se ceban del dolor ajeno, para no esforzarse trabajando y alcanzar la superación personal, como lo hicieron Bolívar, Gandhi, María Teresa de Calcuta, y otros.
Deberían tomar esos recursos, e irse a Haití, a ayudar a miles de haitianos que todavía viven la pesadilla del terremoto de 2010, pero por el contrario, el sufrimiento de ellos es su mejor negocio.
Con su insolente intromisión en nuestros asuntos internos, sólo persiguen justificar el dinero que reciben de los responsables de la desgracia haitiana. Lo que las convierte en aves carroñeras, mendigas de espíritu, seres despreciables, y sin conciencia.
Niños haitianos pedigüeños en calles y avenidas nuestras, esperan manos solidarias como las que dicen ser Haití, para obtener alimentación, educación, salud y viviendas en su país, es mejor obra, que exhibir su insolencia en tierra ajena.
A sus auspiciadores les conocemos, también de sus planes en contra de la República Dominicana, por eso ninguna perversidad suya nos sorprende.
EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK.

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