UN PRESIDENTE COMO YO
Lo que tenemos hoy no es un país, en una caricatura, un despropósito, una anarquía insoportable donde nadie respeta a nadie, donde las leyes solo se aplican para favorecer a los poderosos, no a los débiles, ni a los desamparados. Las cárceles están abarrotadas de pobres. Los ricos, no importa que maten o roben, no caen presos ni son asesinados en burdos “intercambios de disparos”.
POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ (JUANTH)
SANTO DOMINGO.- Si yo fuera presidente de la República pediría el concurso de la gente sensata para cerrar el país por un tiempo relativamente breve para hacerlo de nuevo, a imagen y semejanza de los nuevos tiempos, donde la institucionalidad sea respetada.
Por un tiempo, en lo que se aclaran las cosas, cierro el Congreso, dejando sin efecto el barrilito y el cofrecito; quedaría abolido el aparato judicial, altas cortes y Ministerio Público. Todo lo que no esté funcionando, clausurado.
En lo que el hacha va y viene, quedan sin efecto la Cámara de Cuentas, la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral. Todos los ministerios quedarán cesantes. Muchos irán a la cárcel tras comprobarse, en tribunales populares, absolutamente independientes y justicieros, su responsabilidad en actos de corrupción.
Las Fuerzas Armadas y la Policía las dejaré en suspenso mientras se reorganizan y se reducen a la mitad, ya que la otra mitad se quedará protegiendo a los que pueden pagar su seguridad; empresarios y comerciantes, terratenientes, políticos, delincuentes y amantes.
A la Cancillería le pondría candados hasta que pueda aplicar la carrera diplomática para que nadie pueda ser designado por clientelismo, amiguismo, ni politiquería en el extranjero, terminando así nombramientos de novias clandestinas, tígüeres amigos de funcionarios, senadores y gobernadores provinciales.
Si yo fuera presidente de la República cierro el país para reordenarlo con el apoyo de las masas. (¡Dictadura con respaldo popular! Por unos meses).
Si yo fuera presidente de la República no tendría corruptos preferidos, ni protegidos, no importa que sean míos o ajenos. El Estado tampoco sería una piñata, ni una fuente de enriquecimiento ilícito. ¡Acabaría con esa vaina!
Este país hay que hacerlo de nuevo. ¡No sirve ni para echárselo a los perros!
Lo que tenemos hoy no es un país, en una caricatura, un despropósito, una anarquía insoportable donde nadie respeta a nadie, donde las leyes solo se aplican para favorecer a los poderosos, no a los débiles, ni a los desamparados. Las cárceles están abarrotadas de pobres. Los ricos, no importa que maten o roben, no caen presos ni son asesinados en burdos “intercambios de disparos”.
¿Cuántas auditorias no ha publicado la Cámara de Cuentas revelando actos
de corrupción en casi todos los ministerios y direcciones generales sin que se investiguen los responsables, ni sean sometidos a la justicia para ser castigados por sus crimines y delitos?

La Cámara de Cuentas asegura que en la mayoría de los ayuntamientos del país se viola la ley, se cometen indelicadezas administrativas y se roban el dinero que les asigna el Estado de manera vulgar. ¿Cuántos alcaldes han ido a la cárcel por sus delitos? ¡Ninguno!
La corrupción es la única institución del país; la que funciona y se fortalece todos los días, protegida por la impunidad que patrocinan quienes deben combatirla.
Con lo que se han robado, ha dicho la presidente de la Cámara de Cuentas, se puede financiar otra República. Y esa afirmación tan contundente no provocó siquiera grandes titulares; ni mucho menos una reacción de los partidos que, dicho sea de paso, también deben ser prohibidos, porque son los primeros en violar las leyes y patrocinar la depredación y la prevaricación.
Si yo fuera presidente de la República, el corre-corre.
Si yo fuera presidente, las cárceles no estarían llenas solo de humildes, gente empobrecida por los corruptos, gente marginada y abatida por los que se roban más del 30 por ciento del presupuesto nacional todos los años.
Si yo fuera presidente de la República, otro gallo cantaría.
Pero no lo soy, ni lo seré.
De todos modos, hay muchos que piensan como yo.
Algún día, no muy tarde, el país tendrá un presidente de verdad.
(¡O una presidente!).
EL AUTOR ES PERIODISTA, ANALISTA Y COMENTARISTA.
RESIDE EN SANTO DOMINGO, REP. DOM
(TOMADO DE Z01DIGITAL)
EL AUTOR ES PERIODISTA, ANALISTA Y COMENTARISTA.
RESIDE EN SANTO DOMINGO, REP. DOM
(TOMADO DE Z01DIGITAL)
0 comentarios:
Publicar un comentario