lunes, 28 de febrero de 2011

DESDE MI VENTANA OPTICA:::: LOS OBISPOS Y SU CARTA PASTORAL

De acuerdo a Almánzar Curas, obispos, arzobispos y “pastores” viven de espalda a la realidad de esos jóvenes, que desde tempranas horas de la mañana toman una esquina del barrio como refugio y nadie se detiene a conocer de la causa que lo empuja a esta desdicha.


POR ALEJANDRO ALMANZAR

NUEVA YORK.-La Iglesia en su última Carta Pastoral, leída por sus obispos, volvió a denunciar la calamidad que vive la mayoría del pueblo dominicano, culpando de eso, al estado de cosas al que han sometido los políticos a la tierra de los trinitarios.

Resaltan la marginalidad, falta de educación, y oportunidades para jóvenes, que arropados por enfermedades, sufren hasta morir, lo que se contrapone con la opulencia en que viven funcionarios públicos, que ganan todo el dinero del mundo, mientras estos reciben un salario que no da ni para una de las tres comidas.

Sería llover sobre mojado, denunciar la existencia de tantos males, cuyas voces al igual que la de Fray, Antón de Montesino, quedaran en el desierto, pues la clase política es sorda, ciega, muda y no dice nada, excepto cuando buscan el voto de los hambrientos, a quienes ofrecen villas y castillas, para luego que llegan al poder, mas nunca volver a recordar sus penurias.

Pero haciendo un ejercicio más objetivo y sin restar meritos a lo expresado por la jerarquía eclesiástica, debemos afirmar, que no sólo los políticos y el gobierno son responsables de tan sombrío panorama denunciado, si no, que muchos factores se confabulan para que la lucha por la sobrevivencia sea cada vez mas desigual.

Los mismos discípulos de Agustín de Hipona, no están libres de esa culpa que tan sólo denuncian periódicamente. La tarea de evangelizar no puede circunscribirse en una prédica de denunciar los males del desesperanzado. Es necesario pasar de la retorica a la acción, como atinadamente lo dijera el padre, Rogelio Cruz.

Curas, obispos, arzobispos y “pastores” viven de espalda a la realidad de esos jóvenes, que desde tempranas horas de la mañana toman una esquina del barrio como refugio y nadie se detiene a conocer de la causa que lo empuja a esta desdicha.

Nadie se interesa por conocer cómo viven en el seno del hogar, los llamados evangelizadores no sacan de su tiempo para realizar jornadas de visitas a esos hogares carcomidos por la miseria, la violencia y la desigualdad y llevarle mensajes de aliento.

De nada vale decirle “Dios te bendiga”, sin antes preguntarle, ¿qué te echaste en tu barriga? Nadie sabe de su eterna pesadilla para obtener el pan de cada día. Por eso ese mensaje leído cada año, seguirá ocupando el mismo sitial que los discursos de campaña, que ya ni el más ingenuo le da credibilidad.

La sociedad necesita una iglesia que no sólo le hable de un Dios perseguidor de pecadores para castigarle, requiere más que la denuncia desde el pulpito, la acción, para que los de arriba detengan su desmedida codicia.

A la clase política no le interesa unificarse para enfrentar los males revelados en la Carta Pastoral de los obispos, pero si empresarios, iglesias y gobierno se unen en una misma causa, ese panorama desaparecería y tendremos el país que Duarte soñó.

Alejandro Almanzar
alexalma0915@gmail.com

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