martes, 18 de diciembre de 2012

DESDE MI VENTANA OPTICA :: OJO POR OJO !


“Darle pa bajo” a esos muchachos, no es la solución, señores “despistados”. Un congresista debe ser sosegado y prudente al emitir juicios, y en cualquier sociedad civilizada, semejante vileza les costaría el cargo, pues nadie tiene derecho a ordenar que se haga lo que la Constitución y las leyes prohíben.
POR ALEJANDRO ALMANZAR
NUEVA YORK.- La ley del talión, fue el primer intento por establecer penas proporcionales al daño recibido, establecida en el Código de Hammurabi (1760 a. C.) La ley 229 establecía, que si un arquitecto diseñaba una casa, y esta se derrumbaba, matando al hijo del dueño, se mataría al hijo del arquitecto.

El término “talión,” proviene de la palabra latina “talis” o “tale” que significa idéntica o semejante. Esta ley fue conocida como el “ojo por ojo, y diente por diente” y miles de años después, diputados dominicanos buscan implantarla, pidiendo a la policía que fusilen a los delincuentes.

Es verdad que estos antisociales perturban la paz social, que mantienen a la población en un pánico colectivo, pero con su posición, estos legisladores demuestran dos cosas: desconocen la Constitución de la República, o intentan colocarse por encima de ella.

“Darle pa bajo” a esos muchachos, no es la solución, señores “despistados”. Un congresista debe ser sosegado y prudente al emitir juicios, y en cualquier sociedad civilizada, semejante vileza les costaría el cargo, pues nadie tiene derecho a ordenar que se haga lo que la Constitución y las leyes prohíben.

Si les preocupara la ola de terror que viven los ciudadanos con la delincuencia y criminalidad, hubiesen legislado para sacar las armas de fuego del poder de los civiles, y así hubiesen evitado el cuádruple asesinato del Evaristo Morales, el de Pascual Pérez, doña Estela Diloné y el drama de la joven ingeniera, Francina Hungría.

La sociedad debe exigir, que junto a los delincuentes, se fusile a esos diputados y senadores, que fueron elegidos para legislar a favor de todo lo que conlleve progreso, seguridad, tranquilidad, paz y sosiego, sin cumplir su cometido.

Desde la puesta en vigencia del Código Procesal Penal, se resalta las facilidades con que los asesinos salen de las cárceles, pero ellos nada han hecho al respecto, para adaptarlo a las actuales circunstancias delictivas que vive el país.

Caso más reciente, “tres individuos ejecutados en Villa Altagracia”, quienes habían sido sometidos a la justicia en varias oportunidades, por distintos hechos, y estaban en las calles haciendo lo único que sabían hacer, delinquiendo.

En lugar del ojo por ojo y diente por diente, deben proponer la construcción de cárceles de máxima seguridad, mediante ley establecer cadena perpetua y pena de muerte, y verán cómo la delincuencia se reduce a su mínima expresión.

Hace mucho que los delincuentes están poniendo a correr la sangre de personas trabajadoras, decentes y buenas, y esos que hoy piden las ejecuciones extrajudiciales para ellos, nunca han sometido una ley drástica, que los deje de por vida tras las rejas.

Su llamado a la policía para que tomen la ley en sus manos, es un acto incalificable, que encontrará el repudio de los civilistas que aspiran a vivir en un verdadero Estado de derechos, donde prime la justicia, paz e igualdad.

 EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NUEVA YORK.

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