lunes, 17 de junio de 2013

¿TIPOS DE MAESTROS? - JUNIO: MES DEL MAESTRO DOMINICANO

«Educador es el maestro que estimula y orienta, prepara para la investigación, despierta curiosidad, desenvuelve el espíritu crítico, invita a la superación y muestra los valores de la cultura» (ImídeoNérici)  

POR DOMINGO CABA RAMOS

SANTIAGO.- Todos los tratadistas de la Pedagogía coinciden al proponer las cualidades que debe reunir un buen maestro : justicia, comprensión, paciencia, bondad, respeto, delicadeza, control y madurez emocional, sentido del humor, inteligencia, simpatía, honestidad, puntualidad, competencias técnicas y pedagógicas .
El maestro, sostienen otros, debe explicar bien, guiar, ayudar y orientar a sus alumnos. Debe proceder con plena conciencia de la delicada misión que la sociedad puso en sus manos. Tiene que ser comprensivo, firme, atrayente, tener claridad de espíritu, evitar imposiciones personales, ser constante, estimulador, amar, valorizar, en lugar de humillar y sentir aversión por el alumno. Y además del qué enseñar, un buen maestro debe saber cómo enseñar la materia que imparte.
¿Qué significa todo eso?
Que no todo el que imparte clases y posee un título pedagógico es maestro. Que por ser así, los centros educativos de la República Dominicana,  en todos los niveles, están llenos de “enganchados” a un oficio, el docente,  que para desgracia de ellos el destino puso a sus pies. Un oficio con el que  no se identifican, esto es, un  trabajo  que desprecian, que no  sienten  y al cual solo le encuentran sentido en la medida en que puedan derivar de él  favores o beneficios extras, materiales y/o sexuales, provenientes de los alumnos y generados casi siempre de manera compulsiva al calor de una relación de intercambio o transacción. Son esos aparentes maestros los que dentro y fuera del aula se comportan como cualquier cosa menos como maestros.
Merced a los rasgos antes descritos se han   establecido diferentes tipos de maestros. Entre estos  merecen citarse los  propuestos   por Imídeo Nérici, en su libro Hacia una didáctica general dinámica, 1973, Págs. 107 / 110,  y Luis A. de Mattos, en su inigualable texto: Compendio de Didáctica General, 1974.El primero de estos,Nérice,  clasifica a los maestros de la manera siguiente :

a)   El brillante. Su único interés es brillar. Se interesa    

más por el impacto que pueda causar en sus alumnos que por el progreso de los mismos.


b)  El mero profesional. Imparte clases con el único propósito de ganarse la vida. De ahí que su ejercicio suele estar repleto de lagunas y altibajos.

c)   El displicente. Siempre está atrasado en sus obligaciones escolares, tanto en lo que respecta al desarrollo del programa como en el cumplimiento de las exigencias burocráticas.


d)  El depresivo. Siempre está presto a destacar los aspectos negativos de los alumnos y nunca valora los puntos positivos.


e)  El poeta. De la realidad de sus alumnos y  las condiciones de la enseñanza siempre luce distante. Todo lo mira a través del cristal de la fantasía.

f)    El desconfiado. En todas las manifestaciones de los alumnos ve mala intención o las considera acciones dirigidas contra su dignidad y su persona.

g)  El educadorEs el maestro ideal. Es el que estimula y orienta. Prepara para la investigación, despierta curiosidad, desenvuelve el espíritu crítico, invita a la superación y muestra los valores de la cultura. Es el que orienta por la convicción, por la persuación,por el ejemplo, y nunca por la distancia, la indiferencia o los caprichos. 
TIPOLOGÍA PROPUESTA POR ALVES DE MATTOS.
Con el subtítulo de " Aberraciones en la personalidad del profesor”, Luis Alves de Mattos, en su muy valioso y siempre consultado texto " Compendio de Didáctica General",( Ob.cit.,p.294 ) nos presenta otras clase de maestros que a su decir, " constituyen evidentes negaciones de la auténtica personalidad docente" , tipos cuya presencia nos encontramos con ellos a diario en todos los niveles de enseñanza, pero especialmente en las aulas universitarias :
1) - El tipo introvertido y hermético. 2) - El tipo nervioso y desconfiado. 3) - El tipo indeciso y confuso. 4) El tipo incoherente y contradictorio. 5) - El tipo colérico y explosivo. 6) - El tipo irónico y mordaz. 7) - El tipo injusto, mezquino y vengativo. 8) - El tipo vanidoso, arrogante, prepotente, desdeñoso y presuntuoso. 9) - -El tipo cursi y donjuanesco. 10) - El tipo ingenuo, bonachón e indulgente. 11) - El tipo sentimental y quejumbroso. 12) - El tipo egoísta, exclusivista que demuestra afectos y preferencias por unos alumnos y repulsión por otros. 

NUESTRA CLASIFICACIÓN.
Aparte de los  tipos  de maestros establecidos  por los dos  connotados pedagogos antes citados, pienso que existen otras categorías como las que, basadas en mi experiencia docente, me permito proponer a continuación: 
1) El  negligente o apático. El proceso enseñanza - aprendizaje poco le importa, y mucho menosel protagonista de este proceso: el estudiante. Sólo le interesa el salario y cualquier otro beneficio que el puesto  pueda proporcionarle. A cumplir con su labor falta con mucha frecuencia y la impuntualidad constituye uno de los rasgos dominantes de su gestión. Suele improvisar o no planificar  las clases que imparte, los trabajos asignados a los alumnos no los lee ni corrige y  el contenido de las pruebas que en cada período evaluatorio aplica, no lo varía, vale decir, sus exámenes siempre son los mismos. No lee, no se actualiza, ni asiste a actividades culturales que incidan de manera positiva en  su  desarrollo profesional, y en el ejercicio de sus funciones lo único que le interesa es que el tiempo pase.
2) El indiferente o estoico.  Su estoicismo está presente en cada uno de sus actos y palabras. Auténtica expresión del hombre posmoderno , a este maestro  nada le preocupa ni lo atormenta, todo le da lo mismo :faltar  al trabajo, llegar tarde a este o abandonar las clases mucho antes de que termine  el  tiempo establecido para su desarrollo,constituyen prácticas irregulares  o inconductas docentes que ningún  pesar generan  en su estoica conciencia.Merced a esta visión del mundo, cuando incurre en faltas, en vez de asumir el compromiso de superarlas , común es escucharle  decir con orgullo inocultable:« Yo hago lo que pueda»« No hay que matarse mucho»,« La vida es una», « Cumplas o no, nadie te valora ni te toma en cuenta...,», « Hay que cogerlo suave…»
Para el Estoicismo,  la felicidad radica en  liberarse de las pasiones,  en el sosiego del alma, en la indiferencia y en el vivir conforme a la naturaleza. A tono con este planteo, el maestro estoico   parece entender que si le imprime pasión a su ejercicio docente, las conductas resultantes de esa pasión (responsabilidad, entrega y sacrificio) lo harán enteramente infeliz.
3) El efectistaConsiste su habilidad  en generar impresiones o efectos positivos en la mente de quien lo escucha, muy especialmente  cuando  está frente a un superior  o compañero de trabajo.Constituye este, la más fiel o genuina  representación del  ser“allantoso”, del teórico, del verboso, del maestro que convencido talvez de las manchas que oscurecen su comportamiento docente, trata  de proyectar con palabras  una  imagen que en nada se corresponde con la que realmente muestra en  las aulas.  Su accionar, evidentemente, envuelve muchos de los rasgos del “biógrafo” y del “vanidoso, los signos de la pedantería se perciben en cada palabra que articulay su decir en relación con su hacerpermite  confirmar que ciertamente“del dicho al hecho hay muchos trechos”.

4) El sádico. Por sádico se comporta como un ser frustrado y resentido. Ve a los alumnos  como si fueran  sus más  enemigos y todo lo que implique el sufrimiento de estos, parece producirle gozo y placer. De ahí su tendencia a humillar, burlarse  y hasta celebrar cuando un estudiante emite una opinión desacertada, reprueba u obtiene bajas calificaciones. El estudiante, para el maestro sádico, sólo importa en la medida en que le sirve de instrumento para liberar sus frustraciones reprimidas. Y en tanto serfrustrado, castra en lugar de propiciar el desarrollo integral de la personalidad del educando. Por su constante y aberrante conducta verbal,  fácil  resulta reconocerlo, por cuanto  al dirigirse a sus alumnos es común oírle decir frases como las siguientes:
1. «A mí nadie me pasa… »

2. «No olvides bachiller, que usted es  el huevo y yo la piedra…»
3. «Tú eres un burro…»
4.  «A mí de cuarenta, solo me pasan dos…»
5. «Cuando tú tengas mi nivel, entonces  puedes opinar…»
6. «Quien no de para esto que coja un pico o una pala y se vaya para Obras Públicas…»
7. «No todo el mundo nació para estudiar y usted es uno de ellos...»
8. «Esta materia, solo los muy inteligentes la pasan…»
9. “Lo que usted  acaba de decir es un  gran  disparate, una pura porquería”
10. «Esto no es para todo el mundo, sino para sabios e inteligentes. Por eso siempre he dicho que cuando de mis exámenes se trata, el 100 es del libro, el 90 mío y ustedes deben luchar por el 70» 
 5) El biógrafo. Más que a impartir docencia, al salón de clases se presenta con el propósito de trazar un perfil biográfico de su vida. Los estudiantes, en tal virtud, saben hasta la hora en que se acuesta y los amores que tuvo durante su juventud. El señor maestro, relatando siempre en primera persona del singular, se pasa gran parte del tiempo ofreciendo a unos aburridos y bostezadores discípulos una serie de informaciones, la mayoría de las cuales muy poco tienen que ver con el contenido programático, y que en nada les interesan a sus pupilos receptores. Y así lo escucharemos pregonar con euforia incontenible:
« Yo soy licenciado en… Tengo dos maestrías… He realizado curso de esto y de aquello… Además de maestro soy esto y aquello… Mi padre fue fundador de… En la última investidura, mi hijo mayor se graduó con honores... En mis años de estudios, yo también me gradué con honores… Resido en un lugar  de mucho prestigio… He viajado a los siguientes países... Las autoridades de esta institución, a mí me admiran y distinguen… He recibido los siguientes reconocimientos… »

Y así, muy entusiasmado, continuará el maestro que nos ocupa con su relato autobiográfico, mientras sus estudiantes, en silencio y casi dormitando, oran y ruegan a todos los santos para que tan indigerible y pesada perorata termine de una vez y para siempre.

Todo ello significa que si bien operan  en  las aulas dominicanas miles de buenos maestros que prestigian el oficio docente  por su  gran capacidad, entrega y  ejemplar comportamiento , son  muchos los que  con su incompetencia e inconducta  desmeritan tan delicada labor, realidad que los descalificapara ejercer un trabajo que si bien figura entre los  peor remunerados,  constituye, sin embargo, uno de los más dignos, importantes y trascendentes  quehaceres humanísticos. Quien no cuente con esas condiciones, más que bien, podría producirle daños irreparables a ese ser (el alumno) que periódicamente se presenta entusiasmado al aula, interesado en nutrir su espíritu con la adquisición de nuevos conocimientos. 

Vistas las consideraciones antes expresadas, una pregunta aflora de inmediato a mi mente:

¿Y tú, qué tipo de maestro eres?

EL AUTOR ES PROFESOR UNIVERSITARIO.
RESIDE EN SANTIAGO, REP. DOM.

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