lunes, 21 de abril de 2014

DESDE MI VENTANA OPTICA :::: DESIDERIO Y VICTORIANO

"Desiderio y Victoriano hicieron el compromiso de luchar por el país, sus libertades y derechos humanos, bajo ese predicamento ofrendaron sus vidas el uno por el otro. De ahí, que quienes sostienen la fabula que este lo mató vendido a la dictadura, no encuentran base ni coherenciapara hacerla creíble" dice el autor.

POR  ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK.-  Dos hombres que nunca se traicionarían, que juraron casarse con la gloria, enfrentando a Trujillo y sus crueldades. Que tuvieron contradicciones,  es innegable, pero dirimidas con la altura de quienes luchaban por una misma causa.

La tragedia de Desiderio y los Almánzar, sólo tuvo un nombre, “lealtad” del primero a un esquizofrénico dictador. Pero aún así,  ningún Almánzar lo culparía de su desgracia, pues sabemos formaba parte de su grandeza.

Fue costumbre de la tiranía, atribuirles a otros sus crímenes, con esos fines pusieron a circular desde el mismo 20 de Junio, de 1931, la especie de que su asesino había sido Victoriano Almánzar, su hombre de mayor confianza.

De esa perversidad, como siempre, encargaron al Foro Público, de El Caribe, tribuna para difamar a adversarios del régimen. Si algún dolor se llevó Victoriano de Desiderio, fue impedirle ejecutar al tirano, antes que este los asesinara.

Es por eso que la remanencia trujillista todavía pretende reducirlo a un simple mercenario, cual Judas, lo vendió por pocas monedas. Por suerte, que el descredito de los Trujillo es tan grande como sus crímenes e infamias.

Desiderio y Victoriano hicieron el compromiso de luchar por el país, sus libertades y derechos humanos, bajo ese predicamento ofrendaron sus vidas el uno por el otro. De ahí, que quienes sostienen la fabula que este lo mató vendido a la dictadura, no encuentran base ni coherencia para hacerla creíble.

El que conoció a Victoriano, sabe que la dictadura nunca tuvo dinero con qué comprar su dignidad, pero como un cáncer que corroe la política vernácula desde sus orígenes, el grupo de Desiderio se dividía entre los que abogaban por una alianza con Trujillo, y quienes resueltamente se oponían a esa macabra idea.

Victoriano era de estos últimos, y vivió obsesionado con pasarlo por las armas hasta el día de su muerte. El horrendo asesinato de Virgilio Martínez Reina y su esposa, María Almánzar, embarazada, lo marcó por siempre, e igual que Antonio de la Maza juró vengar a Tavito, él sentenció que esa no se la vengarían sus hijos.
  
Trujillo lo sabía, y entendía que para adueñarse del país, debía salir de este hombre, igual hizo con quienes lo llevaron al poder. Conocía como nadie, sus habilidades para manejar armas, de su coraje, y el resentimiento que le embargaban esos crímenes, por lo que no vaciló en eliminarlo, una vez asesinado Desiderio. 
  
Trujillo temía más de Victoriano que del malogrado guerrillero, porque sabía de la simpatía que sentía por él, así como de la animadversión del primero hacia él. Desiderio nunca pensó que Trujillo lo mataría, incluso después del manifiesto del 23 de Febrero, aún sabiendo de sus traiciones.


Raúl Almánzar, su hijo, sobrevivió a la dictadura, gracias al respeto y aprecio que su padre se granjeó entre altos oficiales. Estuvo preso en la cárcel del 9 y la 40, pero esos militares, de los que vivió eternamente agradecido, les salvaron la vida, me reiteraba.

EL AUTOR ES PERIODISTA
RESIDE EN NEW YORK

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