martes, 2 de diciembre de 2014

DESDE MI VENTANA OPTICA :::::: IMITEMOS LAS BAHAMAS

"Sólo La República Dominicana, por irresponsabilidad de sus políticos, pasa por alto el riesgo que representa esta inmigración fuera de control. Olvidando, que aceptando el chantaje internacional, sobre el tema haitiano, no sólo peligra la Soberanía Nacional, si no, nuestro desarrollo económico también" sostiene Almánzar.



POR ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK, EE. UU.- Las Bahamas, o Tierras de Piratas, nos permite reflexionar sobre la inmigración haitiana. Un país inminentemente rico, se ha propuesto no aceptar la llegada a su territorio de estos nacionales, porque se les convierten en pesadas cargas.

Sólo La República Dominicana, por irresponsabilidad de sus políticos, pasa por alto el riesgo que representa esta inmigración fuera de control. Olvidando, que aceptando el chantaje internacional, sobre el tema haitiano, no sólo peligra la Soberanía Nacional, si no, nuestro desarrollo económico también.

Esto, indefectiblemente, nos llevará a competir con Haití, en pobreza e insalubridad. Si no escuchan incluso, la alerta de funcionarios de Salud Pública, en torno al enorme gasto de esa Cartera, para costear partos de haitianas, tan sólo eso, acabará con nuestras aspiraciones de salir de la pobreza.

Son cinco mil millones de pesos, utilizados para esos fines cada año, lo que hará colapsar el Sistema de Salud. Ni hablar, lo que pasará con nuestra débil Seguridad Social, poniéndola al servicio de ciudadanos acostumbrados a recibirlo todo, sin aportar nada, y que ven al país como la oportunidad de buscar ayudas.

Tengamos como espejo, a Los Estados Unidos, donde llamados pobres de nuestros países, vienen a aprovecharse de ayudas que ofrecen Estados, como New York, y lo tienen prácticamente quebrados.

Tomémosle la palabra a Las Bahamas, siguiendo su ejemplo sobre la inmigración haitiana, para que luego no sea tarde. Las autoridades de este país saben, que permitiendo la llegada masiva de esos extranjeros a su territorio, se condenan a empobrecerse igual o más que ellos, por eso, los repatrían a su país.

Una funcionaria bahamesa de Salud consultada al respecto, dijo: “Representan un gran problema, para nuestro Sistema de Salud, pues gastamos mucho dinero, en ofrecerles atenciones médicas”, o sea, ellos tienen claro su futuro.

Una joven devuelta a Haití, al llegar, expresó: “A los haitianos en Bahamas, nos tratan como perros”. Nosotros no tenemos que tratarlos como perros, pero en nombre de la solidaridad, no permitamos que esta inmigración desordenada nos lleve a iguales condiciones económicas que a ellos.

Reclamemos de la comunidad internacional, que asuma su responsabilidad con Haití, y se olvide de obligarnos a cargar con los males de esta empobrecida nación, porque eso a parte de inaceptable, es tan difícil, como imposible.

Tampoco los hijos de Duarte deseamos colonizar esta tierra que nos legaron los indígenas, y que la componenda entre Francia y España tomó como refugio para esclavos, a Haití que se desarrolle en su territorio, nosotros en el nuestro.

Cerremos la Frontera, no para aislar a los haitianos, si no, para que ambos países tengan dominio de lo que entra y sale de sus territorios. Construyamos el Muro Fronterizo, para el desarrollo de Haití, y nuestro control migratorio.


La Frontera nunca estará segura, vigilada por militares mal pagados y corruptos. Si no imitamos a Las Bahamas, Duarte, Sánchez, Mella y sus discípulos se levantarán de las tumbas, ¡advertidos estamos!

EL AUTOR ES PERIODISTA
RESIDE EN NEW YORK.

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