miércoles, 9 de julio de 2014

DESDE MI VENTANA OPTICA :: MONUMENTO AL DESORDEN

"Que los jueces dejen libre al delincuente, viéndose obligado el ciudadano a hacer su propia justicia, es para reflexionar" dice Almánzar.

POR ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK.-  No sé lo que pensará Duarte del desorden imperante en su país. Tampoco creo preocupe a sectores poderosos, lo que piense o deje de pensar, sobre el rumbo incierto por el que conducen a la sociedad.

Es imposible llegar a puerto seguro, en medio de tanta ineficiencia institucional, la garantía de un país está en la fortaleza de sus instituciones, y si podemos imponernos sin reglas claras, donde no se castigue la corrupción, el crimen, ni la delincuencia, entonces podemos decir que el azar se impone a la realidad.

Aceptar como bueno y valido, que el padre Rogelio y comparte, violen el derecho a los demás, reclamando el suyo, es como afirmar que la comprobación científica es un mito. Si el asesinato de un oficial, en el cumplimiento de su deber, puede sancionarse con 10 años de cárcel, no tenemos que buscar la causa de la criminalidad.

Que los jueces dejen libre al delincuente, viéndose obligado el ciudadano a hacer su propia justicia, es para reflexionar. Pero si todo esto no nos lanza al despeñadero social, debemos hacer un Monumento al Desorden, en honor a quienes desconocen el Juramento Trinitario, que nos consagra como pueblo.

Cuando ni el clamor del presidente, Medina, hace recapacitar a quienes aplican justicia, si las voces que en nombre de Fray, Antón de Montesino, alzan prelados, continúan clamando en el desierto, cómo establecer un Estado de libertades.

Si respondiendo a la comunidad internacional, echamos por la borda la Soberanía, en lugar de un Muro, construyamos un Monumento al desorden en cada provincia, si el hogar no castiga, pero tampoco la autoridad competente.

Los Estados Unidos, posee la democracia más solida, pero la presencia de adolescentes o adultos en una esquina, llama la atención de autoridades, que los cuestionan del por qué tanto tiempo ahí, y nadie dice que eso viola derechos.

A ningún joven con edad escolar, se le ocurre mostrarse en un lugar, donde el policía lo vea, sin que este oficial investigue el por qué está fuera del aula, debiendo mostrar un permiso de su escuela, de lo contrario, es llevado a un precinto, entregado a sus tutores, pero en República Dominicana, eso significaría violación de “libertades”.

La sentencia dictada contra los asesinos del coronel, Julián Suarez Cordero, en la UASD, por vándalos al servicio del crimen, es otro golpe a quienes queremos creer en la justicia, sin importar el Fuero Universitario, y tecnicismos legales.

Fue una vida útil segada, el uniforme de un ciudadano no lo convierte en alguien sin valor humano, ni espiritual, bien dice el jefe de la Policía, cómo puede haber seguridad, si los delincuentes no están donde les corresponde y el crimen no es castigado.


Buscar en cada criminal a un inocente, y en cada oficial de la ley, a un culpable, que al matar al delincuente, merece treinta años, es la base para construir este monumento al desorden, en la patria de Duarte.

EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK.

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