lunes, 2 de junio de 2014

DESDE MI VENTA OPTICA :::: CAUDILLO Y DICTADORES

"Danilo es la mejor muestra de que el continuismo es desfavorable al desarrollo económico, político y social. Leonel reveló en el artículo los “Sobrecitos”, cómo se compran conciencias mundanas para torcer voluntades" recuerda Almánzar.

POR ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK.- Aunque han existido caudillos “democráticos”, y eso no es sinónimo de dictador, la realidad es, que estos casi siempre se convierten en tiranos, proclamándose inmortales, imprescindibles, predestinados, mesías, en fin.

Bajo ese sentimiento narcisista-maquiavélico, Leonel Fernández se confiesa capaz de tomar la Antorcha que dice tener y quemar la pradera morada, antes que dar paso al relevo generacional.

Aunque él heredó el trono de Bosch, cuando ya el político estaba biológicamente impedido para guiar al partido, es contraproducente pretender que los nuevos líderes tengan que esperar, él esté en semejantes condiciones para sustituirlo.

El liderazgo no se hereda, ni se obtiene de la noche a la mañana, pero este debe someterse al escrutinio de la democracia para su legitimidad, sin usar el poder para aplastar a los demás.

Con frecuencia, ese liderazgo caudillezco esconde a un potencial dictador. Quien en lugar de líder, es un jefe, y este nunca ha sido democrático. El líder propone, el jefe impone. El jefe es odiado y temido, el líder, admirado, respetado y querido.

Danilo es la mejor muestra de que el continuismo es desfavorable al desarrollo económico, político y social. Leonel reveló en el artículo los “Sobrecitos”, cómo se compran conciencias mundanas para torcer voluntades.

No confundimos al caudillo con el dictador, pero si repasamos nuestra historia, veremos que todos comenzaron como tal, Santana, Báez, Heureaux, Vázquez, Trujillo y Balaguer, todos de tétrica recordación para el país.

No creo en los “anti reeleccionistas” que se reeligen en posiciones dirigenciales, pero Danilo debe rechazar a aventureros de la reelección, y los peledeístas levantar la consigna, “Danilo, ni Leonel, en el 16”, si fábrica de presidentes quieren tener.

Si ambos deben morir, para los jóvenes optar por el poder, el partido languidecerá al estilo PRD. En el 16, Danilo no puede ir a la reelección, pero en el 2020, estará haciendo swing, esperando el turno al bate, como quien dice, "mientras ellos respiren, que nadie aspire".

En tanto, Javier García, Reynaldo, Radhamés, Temo, José Tomás, Domínguez Brito, Albuquerque, doña Margarita, Valentín, Ventura Camejo, y otros, se convencerán de que en el partido de estos eternos presidenciables no buscan nada.

Si los partidos quieren seguir teniendo vigencia, sus líderes deben democratizarse. Dos grupos no pueden convertir al PLD en su finca particular. La ambición política la paga el pueblo, y en el siglo XXI, caudillos, ni dictadores tienen cabida en esta actividad.

La Antorcha, como dijera Temistocles, no la entrega el líder, es el pueblo que clasifica a sus dirigentes, y decide si dejarla en su mano, o entregársela a alguien con iguales o mayores meritos, perder esto de vista, es caminar hacia el suicidio político.


Horacio Vázquez, por no pasarla, nos legó a Trujillo y su dictadura. Balaguer pulverizó al PRSC, pero Bosch se la pasó a Leonel, y este debe prepararse para dejarla en otras manos, sin renunciar a sus derechos. El liderazgo puede ser compartido democráticamente, como en Los Estados Unidos.

EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK.

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