miércoles, 13 de agosto de 2014

DESDE MI VENTANA OPTICA :::: EL MARTIRIO INDIGENA

"Nuestro país, República Dominicana, hace tiempo debió repoblar comunidades con indios de Brasil, Ecuador o Perú, como forma de devolverles parte de lo robado. Tenemos el deber de crear la Reserva Indígena, con costumbres y culturas propias, protegidos por leyes" plantea Almánzar.


POR ALEJANDRO ALMANZAR

NEW YORK, EE UU.- Aunque han pasado más de quinientos años de la llegada de los “evangelizadores” al nuevo mundo (hispano), bautizado (América), en honor a Américo Vespucio, hoy como ayer, los nativos siguen recibiendo el martirio que le impuso la “civilización”.

Y, Fray Antón de Montesino, vuelve a exclamar, “Decid, ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos”?

Igual pregunta, el Padre, Las Casas, ¿Con qué derecho y justicia les invaden sus territorios a pesar de haberlos confinado en lugares inhabitables? ¿Ni en esa inhóspita selva tienen derecho a ser libres? ¿Con qué derecho les someten a tan cruel castigo?

Observando un video que recorre el mundo, en la Web, dando cuentas sobre la aparición de un nuevo grupo étnico indígena, en la rivera del río que separa a Perú y Brasil, demuestra que nada ha cambiado desde 1492 para ellos.

Los invasores del colonialismo no comprenden estar obligados a convivir con aquellos que a la mala les cedieron el espacio. Todavía los discípulos de Fray Nicolás de Ovando les persiguen y asedian, aunque los han confinado en inhóspitos lugares.

Aquí aparecen dos jóvenes indios, indignados y asustados, ante la presencia de extraños en sus tierras. Como en la colonización, el intruso busca seducirlos, ya no con espejitos, si no, con un ramillete de plátanos o bananos.

Vale destacar en los huidizos indígenas, su grado de civilización, puede resultar paradójico, pero ellos con machetes en sus cinturas, aún sintiéndose amenazados por el intruso, finalmente se acercan, toman lo ofrecido, y a pesar de su enfado, en ningún momento hicieron ademanes de agredirlo.

En su lenguaje, con gestos y señales, los increpan por invadir su habitad, eso revela el grado de cobardía de los colonizadores, pues la clase indígena aún cuando los despojan de sus tierras, mujeres y costumbres, no ejercen violencia.

República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, estarán eternamente en deuda con los indios, pues como si todavía primara el capricho de Ovando, no hemos sido capaces de resarcir tanto daño hacia ellos.

Nuestro país, hace tiempo debió repoblar comunidades con indios de Brasil, Ecuador o Perú, como forma de devolverles parte de lo robado. Tenemos el deber de crear la Reserva Indígena, con costumbres y culturas propias, protegidos por leyes.

Sería la mayor vileza, continuar indiferentes ante las continuas acciones de acoso por parte de gobiernos en su contra, quienes los desalojan de sus tierras, como si no tuvieran el mismo derecho a la paz, y al sosiego. En nombre del modelo desarrollista, en América no puede producirse otro holocausto indígena, deben vivir tan libres como nosotros.


República Dominicana está llamada a convertirse en Santuario de la Reserva Moral Indígena del Caribe, por ser la primera tierra de América abonada con su sangre. El desarrollo de los pueblos jamás debe producirse en base a su martirio.

EL AUTOR ES PERIODISTA.
RESIDE EN NEW YORK.

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